Eras todo lucha pero eras una llamada viva de esperanza y de coraje —sentencia Aznar—. Lo que tenías te lo habías ganado en tu trabajo»
Entre los «pequeños tesoros» que recoge la exposición de «La vida posible» de Gregorio Ordóñez se esconden cientos de cartas que la familia del popular recibió en los días posteriores a su asesinato. Una de ellas la firma José María Aznar, entonces presidente del PP, que despidió a «Goyo» recordando la última vez que estuvieron juntos en San Sebastián.
Hacía poco que Ordóñez fue designado candidato a alcalde de la capital guipuzcoana. «Habías querido que tu proclamación coincidiera con la fiesta de vuestro patrono, cuando celebráis vuestra “tamborrada”», escribió el expresidente del Gobierno.
«Allí estábamos, llenos de ilusión, tras muchos años de esfuerzo —continuó—. El Partido Popular ganó las elecciones europeas en San Sebastián […], ahora quisiéramos ganar las municipales y verte de alcalde. Era tu mejor deseo y el mío también».
En su escrito, Aznar recuerda el día que pasó junto al exteniente de alcalde de San Sebastián, con quien visitó la sede de empresarios de «Adegi». «En el trayecto me hablaste de tus proyectos, no había calle por la que pasáramos que no fuera de tu atención», apuntó el presidente de los populares, que añadió que, «entre risas y bromas», tanto él como Jaime Mayor Oreja trataban de calmar a Ordóñez. «¿Es que no vas a parar nunca, Goyo?». «No querías parar, no querías parar», continúa la misiva, en la que alaba a Ordóñez por no guardarse «nada dentro» frente a los radicales.
«Eras todo lucha pero eras una llamada viva de esperanza y de coraje —sentencia Aznar—. Lo que tenías te lo habías ganado en tu trabajo. Estas líneas son sencillas, como tú, también como el que las escribe, como debe ser el cielo que bien te has ganado».
El «dolor y asco» de Fernando Múgica
No es la de Aznar la única carta que recibió la familia. Destaca también la que escribió Fernando Múgica, histórico dirigente del PSE, que fue asesinado por ETA apenas un año después que Ordóñez. En una misiva dirigida a Ana Iribar, el abogado reconoce el «dolor», así como el «asco» y «repugnancia infinita» que le causó la muerte de Ordóñez.
«Yo me honraba con conocer y tratar con cierta frecuencia con Goyo —afirmó—. Y puedo decirte que pocas veces he conocido a una persona que, como Goyo, tan absolutamente dispuesto, tan totalmente entregado estaba a un ideal y a prestar su esfuerzo a cualquier problema municipal que se le planteare».
Múgica admite en su misiva que sentía un «cariño personal especial» hacia Ordóñez, del que resaltaba sus «componentes personales». «Y esta sociedad convulsionada, donde tanto ha pesado y desgraciadamente sigue pesando la cobardía, jamás llegará a percatarse de cuánto le debemos por su enorme valor», sentencia........
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