Es impresentable que se apartase del dispositivo de rescate al único helicóptero que participaba en la búsqueda de un desaparecido para que Sánchez se montase en él
Moncloa emitió ayer una nota sobre la puesta a disposición de Pedro Sánchez, en una visita del presidente a Mallorca, del único helicóptero que participaba en la búsqueda de una persona desaparecida en la isla durante la tormenta Gloria. De nuevo, el comunicado es decepcionante; es más: confirma que Sánchez usó ese aparato y, ya a modo general, se consuela con que «estas visitas buscan no interferir en los rescates». Pero lo cierto es que el pasado jueves, día en que el presidente acudió a Mallorca para ver los destrozos del temporal, el helicóptero fue sacado del dispositivo de rescate para ponerlo a su disposición. Y que el viernes el helicóptero volvió a la búsqueda. Y el sábado. Y ayer domingo. Es decir, que antes y después de la visita estuvo dedicado a buscar al desaparecido. Si eso no es interferir en un rescate, se le parece mucho.
De nuevo, Moncloa echa balones fuera. Es costumbre ya en todo lo relacionado con el uso de las aeronaves oficiales por parte de Sánchez, una prerrogativa que nadie pone en cuestión, pues muchos de ellos están para eso, los aviones del 45 Grupo de la Fuerza Aérea, por ejemplo. No es el caso del helicóptero del pasado jueves, que solo desarrolla ese cometido de transporte de personalidades de manera subsidiaria, no cuando se está intentado, por ejemplo, localizar a personas para su rescate. Lo que sí es censurable es la falta de transparencia del Gobierno en lo referido a algunos de estos vuelos en aviones oficiales que no estarían justificados, como fue el escandaloso viaje a Castellón para asistir a un concierto de rock o el que tuvo como destino La Rioja para ir a la boda de un cuñado. En este sentido, es frecuente que Sánchez vulnere las resoluciones del Consejo de Transparencia y Buen Gobierno, el ente oficial dedicado a velar por la claridad de la actividad pública y garantizar el derecho de acceso a la información pública que tienen los ciudadanos. Es vergonzosa la resistencia de la Presidencia a aportar la información que se le solicita y que, según Transparencia, debe ser conocida. Pero a estas alturas, los ciudadanos están muy alejados del pensamiento de Sánchez, en quien se intuyen unos tics «cesaristas» respecto al uso de los medios públicos a los que faculta la Presidencia. Insistimos, la cuestión no es desproveerle de esas facultades a la hora de desplazarse sino que las utilice de manera racional. Es caprichoso y megalómano, por ejemplo, que suela viajar en helicóptero desde La Moncloa al aeropuerto de Torrejón, un trayecto que en coche no llega a veinte minutos. Y no solo porque haga trizas el discurso ecologista del gabinete sino porque los españoles esperan un uso racional de esos medios y que, por ejemplo, no se aparte un helicóptero de una misión de rescate para que Sánchez se monte en él. Ni la familia del desaparecido ni el resto de los ciudadanos entienden que esto haya ocurrido....
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