Tiene algo que ver este Iglesias de la coalición de La Moncloa con el de la Puerta del Sol del 15-M?
Aunque suene a tal, no es el trayecto de una línea del Metro de Madrid. Es el camino recorrido por Pablo Iglesias en menos de nueve años: de las tiendas de campaña en la Puerta del Sol en la protesta de los indignados del 15 de mayo de 2011, en el histórico y ahora hemos comprobado que fatídico 15-M, al Gobierno socialcomunista y bolivariano de coalición en La Moncloa. A formar parte de lo que entonces era la mezcla de todos los males sin mezcla de bien alguno, que llamaban como a un personaje de zarzuela: La Casta. (La Susana no estaba, pero también ha hocicado ante Sánchez, el mendaz socio que ha llevado a Iglesias de Sol a Moncloa en menos de horas veinticuatro, como las musas de Lope.)
Lo he pensado viendo el mérito que tiene otra formación política, justamente en el otro extremo: Vox. Los 52 diputados de Vox se han hecho una foto de familia (de momento bien avenida) ante los sevillanos leones de la puerta de las Cortes. Y poco antes de que viésemos esa foto de los 52 diputados que tenían la esperanza de muchos españoles y la llave de un gobierno de la derecha que no se pudo abrir, Santiago Abascal difundió una imagen que es, mutatis mutandis, como la del 15-M que circula por ahí, del otro con el puño cerrado entre los indignados de la Puerta del Sol que pedían «Democracia real ya». En esa fotografía de los comienzos de Vox, está Santiago Abascal más solo que la una, subido en un banco no del Ibex 35, sino callejero, con un megáfono como de animador de manifestación en la mano, dirigiéndose a un público que, si existía, no aparece por parte ninguna. Sí, predicación en el desierto. Pasar a 52 diputados desde ese púlpito sin feligreses, megáfono en mano, como el que vende naranjas o fresas con una furgoneta por las esquinas de los barrios, no me negarán que tiene su mérito.
Pero le considero más todavía al de Sol-Moncloa. Santiago Abascal, que yo sepa, no ha tenido que renunciar a ninguno de los principios que pregonaba como mercancía de esperanza con su solitario megáfono de bandolera, subido a un banco y tras las verdes letras silueteadas de su entonces desconocido partido. Pero el otro, el de la coleta que le disimula la chepa, el Marqués de Galapagar, sí ha tenido que renunciar a mucho. A igualar con la vida el pensamiento entre otras cosas, con la compra de ese «casoplón», que cómo será, que la Real Academia ha admitido la voz en el Diccionario nada más verlo. Ya no hablan de La Casta, porque han pactado con el partido de La Susana. Estos señores se han tenido que dejar muchas cosas en el camino: los principios que no tienen. ¿Tiene algo que ver este Iglesias de la coalición socialcomunista de gobierno en La Moncloa con aquel de la Puerta del Sol del 15-M? ¿Es el mismo? Habilidad sí hay que tener, para sumar mareas y círculos y aglutinar con la ayuda de Venezuela e Irán a la izquierda indignada con los partidos tradicionales, los que formaban el bipartidismo surgido de esa Constitución de 1978 que seguro que van a por ella, como van a por todo un sistema de valores. Ya veremos en qué acaba esto.
Sin que yo esté comprado por esos dineros bolivarianos que dicen que fueron la escalera para alzar a Podemos donde está, la verdad es que hay que reconocerle un mérito innegable a un antiguo pequeño partido surgido ayer por la mañana, el de los 4 diputados en las europeas de 2011, que ha logrado ponerse a la misma altura de los 140 años que el PSOE tiene en su historia y gobernar en coalición con él. Y en este punto, me dicen:
-Pero eso es un peligro: van a poner a España como media Venezuela...Y le matizo:
-No, más bien como tres cuartos de Venezuela bien despachados....Antonio Burgos
No hay comentarios:
Publicar un comentario