En psiquiatría, el estado de depresión suele asociarse a cuatro fases: un suceso negativo desencadenante, la activación de distorsiones cognitivas, la aparición de síntomas de elevado efecto negativo y, finalmente, la inhibición vital hacia el aislamiento. Sin duda, el Partido Popular en Madrid está en el trance de sobrepasar la tercera etapa como consecuencia de múltiples errores concatenados sin haber aportado un tratamiento eficaz a ninguno de ellos. Tal y como refleja el sondeo de ABC, la paulatina fuga de votantes se ha convertido en tendencia aunque aún reste un año para las elecciones, y las tendencias a menudo cristalizan en un efecto contagio expansivo. El PP se resiente por la desconfianza que ha generado y por la evolución de un partido, Ciudadanos, que sin haber asumido coste alguno en el ejercicio del poder, porque no lo ha tenido, representa una alternativa ideológica no chirriante y asumible. Los méritos de Ciudadanos no se han tabulado aún para justificar una fuga masiva de votos. Los deméritos del PP, en cambio, sí.
Madrid capital es tanto o más que un Ministerio. Su alcaldía es un símbolo político, una suerte de tótem icónico que añade valor al partido que la obtiene por el mero hecho de controlar la capital del Estado. Ganar esa alcaldía refuerza, y perderla distorsiona porque genera un demoledor efecto arrastre. El sondeo de ABC sitúa a Ciudadanos en un estado de euforia que, resulte sobredimensionado o no dado el año que aún falta para convocar a las urnas, genera ansiedad y derrotismo en el PP. De hecho, el PP relativiza las encuestas como mecanismo de autodefensa porque su prioridad ahora no es competir en los sondeos, sino reponerse a su intento de suicidio. Pasar de ser la primera fuerza política a la tercera puede no ser realista mañana, pero hoy Génova se equivocará en su análisis si infravalora las proyecciones estimadas de voto.
Una hipotética mayoría de centro-derecha, con Ciudadanos en la alcaldía apoyado por el PP, parece hoy el diagnóstico más plausible. La consecuencia es que la mayoría de izquierdas que el PSOE entregó a Podemos caerá porque el desgaste cosechado por Manuela Carmena no se verá compensado con un crecimiento socialista real. El PSOE sigue estancado y aunque trascienda menos que la indignación que mantiene resignado al PP madrileño, Ferraz es plenamente consciente de sufrir el mismo síntoma degenerativo que Génova. Ciudadanos rentabiliza errores ajenos, no triunfos propios. Pero eso también es meritorio en la cuenta de resultados.
Manuel Marín.....http://www.abc.es/ MRF
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