Guta vivió su séptima jornada consecutiva bajo los misiles y barriles bomba de los ejércitos de Siria y Rusia. La ofensiva entra en su segunda semana y ya se han superado los 500 muertos, según datos de activistas de la oposición, pero los equipos de rescate estiman que la cifra crecerá debido a los cuerpos que han quedado entre los escombros de edificios destruidos a los que no pueden acceder. Las negociaciones en los despachos de Naciones Unidas, en Nueva York, quedan demasiado lejos del «infierno» en el que se han convertido, tal y como lo califica el organismo internacional, las calles de los últimos bastiones en manos opositoras que quedan en el cinturón rural de Damasco.
La discusión de la resolución sobre el alto el fuego temporal en el Consejo de Seguridad fue palabra por palabra, aunque se trató de una lucha simbólica porque, como se ha visto en otras resoluciones de alto el fuego, son imposibles de implementar sobre el terreno. La tregua que se alcanzó en Alepo en noviembre de 2016 fue de apenas diez horas y como ocurrió en la segunda ciudad del país, en Guta el objetivo del Gobierno es presionar con bombardeos masivos a los grupos armados para forzar su retirada. La versión oficial de las autoridades sirias, que lanzaron panfletos desde el aire para mostrar la apertura de diferentes corredores humanitarios, es que los grupos armados emplean a los civiles como «escudos humanos» y les impiden escapar.
Durante todo el debate en la sede de la ONU, Rusia exigió«garantías» y pidió un texto «realista» que excluyera de la tregua las operaciones contra Daesh, el Frente Al Nusra, brazo de Al Qaida en Siria, y los grupos yihadistas que cooperan con ellos. Los rusos son el gran aliado militar y diplomático del régimen y consideran la batalla de Guta como una fase más de la «guerra contra el terrorismo» que se libra en Siria, y una fase muy importante porque se trata de una amenaza directa a Damasco. En respuesta a los ataques aéreos, los grupos armados de Guta dispararon cohetes contra Damasco que no dejaron víctimas, informó la agencia oficial Sana. Desde el 18 de febrero, unas 20 personas han muerto por disparos de cohetes, según medios oficiales sirios.
«Campaña de exterminio»
Esta zona de Guta, en la que según la ONU sobreviven 400.000 personas, está cercada por el Ejército desde 2013 y la entrada de ayuda humanitaria se ha producido con cuentagotas. «Se trata de una campaña de exterminio contra la población y por eso se han atacado casas, escuelas, hospitales, mercados. Hay familias enteras que llevan días sin abandonar sus refugios subterráneos por el terror a los aviones del régimen y de Rusia. Es una guerra contra los civiles», denunció Mahmud Adam, miembro de los equipos de rescate de los conocidos como Cascos Blancos, a la cadena Al Jasira. Este cuerpo de rescate es el que proporciona la mayor parte de las imágenes que llegan al exterior de lo que ocurre en el interior de Guta.
Desde la comunidad internacional se han repetido los llamamientos a Rusia para poner freno a los ataques aéreos. El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, pidió a la ONU que ponga fin a la «masacre» que se está perpetrando Guta. Para el líder turco, inmerso en una ofensiva contra el cantón kurdo de Afrín desde hace un mes en la que ya habrían muerto más de 130 civiles, según fuentes kurdas, «todo el mundo debería decir al unísono 'basta' a esta masacre», según señaló el portavoz presidencial, Ibrahim Kalin, a través de las redes sociales.
Los medios sirios acusan a Turquía de ser uno de los apoyos decisivos del Frente Al Nusra en Guta. El respaldo turco a los grupos opositores sirios también fue clave en Alepo y la mediación del Gobierno de Ankara resultó decisiva para que aceptaran su retirada a la provincia de Idlib. Este es la misma estrategia que quieren repetir los rusos en el cinturón rural de Damasco....http://www.abc.es/ MRF
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