Cinco meses estuvo Carmena sin multar por invadir la zona de exclusión al tráfico, conocida como Madrid Central, y ni un solo ecologista o activista de izquierda abrió la boca para protestar por consentir el «envenenamiento masivo» de madrileños del que ahora se acusa al alcalde Almeida por decretar una moratoria similar hasta que vean cómo hacer compatible la necesaria mejora medioambiental con la libertad de circulación y evitar la ruina del comercio en el centro. El retorno del PP a Cibeles ha obrado un efecto multiplicador de las partículas en suspensión, que son tan particulares a ojos de un ecologista en acción que el dióxido de nitrógeno se revela mucho más venenoso si el que manda es de derechas. En realidad, bajo la campaña medioambiental de la izquierda se esconde su querencia por tomar la calle cuando pierde el poder. ¿Cien días de gracia? Ni cien horas han tardado los ecologistas de saloncito en montarle manifestaciones y piquetes callejeros a los nuevos gobernantes. Se esconde, decimos, un ponzoñoso mal perder, un no entender que fueron los madrileños los que no dieron a Carmena la posibilidad de seguir gobernando.
Y así, el ecologismo de saloncito, con la autoridad que le da haberse visto todos los documentales de La 2 en la hora de la siesta, se encuentra como pez en el agua cortando la Gran Vía cuando a poco más de una hora en coche tenía la posibilidad, por ejemplo, de echar una mano en el socorro a los animales que huyen del incendio de Cadalso. Pero saben estos ecologistas de saloncito que recogiendo crías de águila imperial, o ayudando en lo que sea a quienes apagan un fuego que ya ha abrasado 3.000 hectáreas madrileñas, no te sacan en la tele. Si cortas el tráfico en Cibeles, sí. A otro con ese mochuelo. Ayer, setenta horas después de que el suroeste de la región estuviese ardiendo como una tea, apareció por allí finalmente un ejemplar casi único del ecologismo de saloncito, Íñigo Errejón, que hasta entonces había preferido mostrar en Twitter su «gran preocupación a los vecinos de Alborox» (sic). Fíjense si estaba preocupado que ni se preocupó de aprenderse el nombre del pueblo, que es Almorox. Es la otra «fauna» ibérica....Álvaro Martínez
No hay comentarios:
Publicar un comentario