Una pena que la noble causa del ecologismo se sirva aliñada con tics neomarxistas y pataleos contra el progreso. Conservador viene de conservar, por lo que preservar el legado natural y protegernos del calentamiento deberían ser banderas estelares del conservadurismo. Al haberlas abandonado en manos del «progresismo», sus eslóganes soslayan el debate en profundidad y asoma el caduco odio marxiano al pérfido «capital», esta vez encarnado en diablo contaminador. En ocasiones se cae incluso en lo infantiloide, como con el culto papanatas que dedican los líderes universales a una niña sueca de 16 años, Greta Thunberg, que debería estar en el cole, en vez de dando la vuelta al mundo y pregonando el apocalipsis en foros que le quedan anchos, como la ONU, Davos, el Europarlamento o la Asamblea Francesa.
Vecina de Estocolmo, Greta no viene de un hogar cualquiera. Su madre es una conocida cantante de ópera, que acudió a Eurovisión, y su padre es actor y productor. Ambos dominan el arte de la promoción. La niña, muy inteligente, padeció una depresión severa a los once años y estuvo un tiempo sin hablar. Entonces le diagnosticaron un desorden obsesivo compulsivo, el síndrome de Asperger y comportamientos autistas. Como ella misma reconoce, tiende a verlo todo en blanco y negro, cuando el mundo se compone de una escala de grises. A los 15 años decidió faltar a clase todos los viernes para protestar contra el calentamiento terráqueo. «Tú casa está en llamas», reza uno de sus alarmantes y exitosos eslóganes. Greta cree que si en diez años no alcanzamos las «emisiones cero», el planeta alcanzará un punto de no retorno y se irá al garete. Su protesta de los viernes ha sido exportada a niños de todo el mundo, que se fuman las clases por la causa.
A diferencia de la gran Greta, soy lego en ciencia. Pero parece que existe consenso entre los estudiosos sobre que la Tierra se está calentando por mano del hombre. Hay un problema y urgen medidas. Pero si se aplicasen las recetas de nuestra heroína (no viajar en avión, despedirnos ya de los combustibles fósiles, vivir como ascéticos eremitas...), lo que se lograría es sumir a la humanidad en una espiral súbita de miseria. Greta tiene que volver al cole. Con su buena cabeza, enseguida entenderá esa cita liberal que recuerda que «tu gasto es mi ingreso». Es decir: si liquidamos su odiado consumismo, alguien dejará de vivir de lo que nos vendía. Greta se jacta de que no irá en avión a la cumbre del clima de Nueva York. Viajará en un velero 100% ecológico. ¿Y el casco de poliéster de donde sale? ¿Y los estupendos paneles solares de a bordo no se han servido de la malvada minería que araña a la madre Tierra? ¿Qué pasa con el transporte de personas y mercancías si mañana todos nos volvemos Greta y prohibimos los aviones? ¿Por qué nunca recordamos que en la era del horrible progreso contaminante la esperanza de vida se ha disparado, o que en 1990 era pobre uno de cada tres habitantes del planeta y hoy solo uno de cada diez? Por último: ¿es lícito someter a una niña de 16 años con problemas de conducta a una extenuante agenda de estrella pop?...Luis Ventoso
No hay comentarios:
Publicar un comentario