Operaban desde Navarra y también llegaron a actuar en Ponferrada y Villafranca del Bierzo.
«Como no andes con cuidado, te roban», decía anoche, a punto de servir las cenas del día de Santiago en el albergue Ave Fénix de Villafranca del Bierzo, el hospitalero Jesús Arias Jato. Y lo decía mientras se sentaba en la mesa de dos peregrinos argentinos que en Roncesvalles echaron en falta la mayor parte de su dinero —de los 2.000 euros que traían se quedaron con apenas 150— pero decidieron continuar su viaje. Lo ocurrido con Joshua Shiarkey y Josefina Suárez, que no se atreven a decir que les han robado porque no llegaron a ver al ladrón, empieza a ser habitual en el Camino de Santiago, especialmente en los albergues, donde es más fácil descuidarse, hasta el punto de que la Guardia Civil y la Policía Foral de Navarra anunciaban ayer la desarticulación de «un grupo delictivo» dedicado a sustraer dinero y objetos de valor en los lugares donde se aloja los peregrinos. Con cinco detenidos y siete investigados, el grupo está acusado de hasta 108 robos, en su mayor parte en Navarra, pero también en Ponferrada y en la propia Villafranca del Bierzo, según confirmó la Guardia Civil. El cabecilla de la banda se encuentra además en prisión por ser reincidente.
Los agentes de los dos cuerpos policiales han recuperado 66 teléfonos móviles sustraídos a lo largo de todo el Camino entre Navarra y Santiago dentro de la llamada operación Gastejo, iniciada para esclarecer robos y hurtos cometidos en los últimos cuatro meses. La banda ahora desarticulada, todos con domicilio en Bilbao, vendía los terminales móviles en un establecimiento de productos de segunda mano de la capital de Vizcaya.
Según la Guardia Civil, parte de la banda se hacían pasar por peregrinos y llegaban a alojarse en los albergues para facilitar de noche el acceso de otros miembros del grupo que hurtaban en poco tiempo todo el dinero y los efectos de valor posibles. Otra forma de actuar pasaba por aprovechar las horas de mayor afluencia de personas en el albergue para robar joyas, dinero o teléfonos. Los autores de los robos también actuaban en hospitales, centros de salud, en las taquillas de los trabajadores en algunas obras y siempre utilizando el «método del descuido».
La Policía Judicial de la localidad navarra de Estella comprobó «cómo el cabecilla del entramado utilizaba al resto del grupo, a los que pagaba con dinero o droga para que participaran en robos o hurtos», informó en una nota conjunta la Guardia Civil y la Policía Foral. Los detenidos están a disposición del juzgado número uno de Estella, que ha dictado una orden de alejamiento de todos los albergues del Camino de Santiago para el cabecilla del grupo, en prisión tras una segunda detención a principios de este mes.
Robo de bicicletas
No son, en cualquier caso, los únicos que se dedican a sustraer dinero en el Camino. Jato recordaba ayer que hace cuatro años, alguien le reventó la caja donde guardaba el dinero del establecimiento. Y en el albergue San Nicolás de Flüe de Ponferrada también reconocían ayer que no es raro que los peregrino se quejen de que les falta dinero. «Después del robo de bicicletas que sufrimos el año pasado las hemos cambiado de lugar», afirmaba el director del centro, Miguel Ángel Pérez. «Y de vez en cuando algún peregrino nos dice eso de ‘yo tenía y ya no tengo’», añade.
Y su relato recuerda a la de la pareja de peregrinos argentinos que han estirado los 150 euros a base de comer muchas fruta en lugar de regresar a Mar de Plata. «No solemos contar lo que nos ha pasado para no victimizarnos», decía Joshua Shiarkey con su inconfundible acento. Pero con Jato enseguida hubo confianza. Anoche cenaban carne y dormían gratis en el albergue del Ave Fénix.
Magaz
La operación, con 19 detenidos, incluyó el registro de la casa de los padres del agente Fran de Discovery Max en el Bierzo.
Llegaron muy temprano. Aparcaron al menos dos furgonetas a las puertas de uno de los chalets en la entrada de Magaz de Arriba, en el municipio berciano de Arganza, y con toda la discreción posible —la mayoría de los vecinos del pueblo ha tardado unos días en enterarse de lo ocurrido— procedieron a registrar la vivienda. Eran agentes de la Guardia Civil y buscaban pruebas que incriminaran a otro miembro del cuerpo natural de la localidad —aunque nacido en la ciudad francesa de Chamonix en los años duros de la emigración— e investigado por colar supuestamente más de 200 kilogramos de cocaína de dos bandas de narcotraficantes desde su puesto en el control de fronteras del aeropuerto Adolfo Suárez-Barajas de Madrid.
Sucedió hace ahora diez días en la casa de los padres del agente de fronteras Fran L. M. P, según confirmó ayer a este periódico el alcalde de Arganza, César Antonio Cabezudo, y a la misma hora en la que otro grupo de agentes del Servicio de Asuntos Internos de la Guardia Civil y el Equipo contra la Delincuencia Organizada y Antidroga de Madrid registraba la vivienda en Leganés del investigado y procedía a su detención. Popular por sus apariciones en el programa Control de Fronteras del canal Discovery Max, el cabo Fran, como se le conoce en el espacio televisivo, se encuentra ahora en prisión provisional sin fianza por su presunta vinculación con dos bandas de narcotraficantes, una colombiana y otra dominicana. Según informa El Independiente, que adelantó la noticia, los agentes intervinieron 33.280 euros en efectivo, un rifle y un inhibidor de señales tras los registros. El agente llevaba un tren de vida muy superior al sueldo de 1.700 euros de un guardia civil, añade por su parte El Mundo; compras en la calle Serrano de Madrid, visitas a los casinos de Torrelodones y La Castellana al volante de un Chevrolet Camaro rehabilitado tras una puesta a punto de 30.000 euros, y la apertura junto su consuegro de un restaurante llamado La Churrasquita en la zona de la plaza de Castilla.
En Magaz de Arriba hace tiempo que no le ven. «Solía venir en verano o en Navidad para ver a sus padres», contaba ayer el alcalde de Arganza, que lo recuerda perfectamente de cuando era joven. Una vez que la noticia ha ido calando y su fotografía ha comenzado a aparecer en los medios, los vecinos no eludían el tema cuando Diario de León les preguntaba ayer. Entre el vecindario del entorno de Arganza recuerdan cómo en su juventud, Fran trabajó como portero en la discoteca Caravel, hoy cerrada en la avenida de España de Ponferrada, y después ingresó en la Guardia Civil con destino en Madrid
Fran, que tiene otro hermano en el cuerpo armado, es además hermano mayor de Naika Méndez, la joven de Magaz de Arriba que en 2003 fue noticia nacional porque regresó a casa en un taxi después de que sus padres denunciaran su desaparición cuando era una adolescente en 1992 y la buscaran durante once años, incluso acudiendo al plató del famoso programa de televisión ¿Quién sabe dónde? de Paco Lobatón.
Junto al cabo primero de origen berciano, el martes 16 de julio eran detenidas otras 18 personas de nacionalidad española, colombiana y dominicana en la misma operación de la Guardia Civil puesta en macha en colaboración con la DEA norteamericana. Entre los detenidos está la actual pareja del agente, de nacionalidad colombiana. Fue ella, según El Mundo, la que le presentó a varios narcotraficantes colombianos que al enterarse de que Fran era jefe de turno en el Servicio Fiscal del aeropuerto madrileño le propusieron que hiciera la vista gorda con determinadas maletas y pasajeros a los que juntaba y acompañaba para que otros agentes no les parasen en la aduana. Los investigadores sospechan que Fran participó en cinco entregas que sirvieron para colar más de 200 kilos de cocaína de gran pureza que finalmente sería interceptada. El Independiente asegura que Fran trató de mantener el elevado nivel de vida que había adquirido por su matrimonio con la hija de una familia adinerada, madre de sus dos hijos, cuando se separó y comenzó su relación con la ciudadana de Colombia L. M. Z. G.
Fue un fotograma del programa de Discovery Max el que puso finalmente a Fran bajo sospecha. Y fueron los agentes de la DEA, el departamento contra la droga de los Estados Unidos, y de la NCA inglesa los que transmitieron la alerta. El detenido, cuya causa instruye el juzgado número 41 de Madrid, se enfrenta ahora a los delitos de tráfico de drogas, organización criminal, cohecho, revelación de secretos, omisión de perseguir delitos y blanqueo de capitales. Por no alejarse de las cámaras..
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