Superado un cáncer, retoma la lucha por la unidad del Archivo de Salamanca
Desde hace siglos los pensadores españoles se proclaman frustrados por la pasividad y sumisión de sus compatriotas ante el maltrato, la injusticia y el abuso del poder. Hoy como siempre una mayoría de los españoles viven desentendidos y resignados, indiferentes cuando no cínicos ante la cosa pública. Por eso precisamente es España patria de héroes solitarios que se baten en batallas quijotescas sin reparar en costos para sí y su entorno. Policarpo Sánchez es uno de ellos. Este salmantino de 54 años, abogado y archivero y documentalista de vocación, va a cumplir diez años de lucha contra dos gobiernos, el de España y el de la Generalitat de Cataluña, por impedir primero y revertir después una de las grandes canalladas históricas cometidas al amparo de la despreciable Ley de Memoria Histórica. Que es el asalto y saqueo del Archivo de Salamanca perpetrado por el Gobierno de Zapatero y el separatismo. Y continuado bajo el Gobierno de Rajoy con el mismo entreguismo y desprecio a la necesidad de preservar este archivo común de España.
El poder tiene hoy mecanismos de coacción e intimidación más eficaces que nunca. Son los métodos suaves que no requieren cadenas o mazmorras. Se ignora al hombre justo, se le aísla de los intermediarios con la opinión pública y se le neutraliza. Si es desconocido se impide que deje de serlo. Si es conocido se le desprestigia, se mina su entorno con sospecha y miedo, se descalifican sus intenciones y ponen sus motivos bajo sospecha, se le ridiculiza hasta la muerte civil. Muchos se rinden. Policarpo ha pasado por todo. Incluso por un cáncer que se le echó encima como todas las represalias por su actitud incorruptible y su defensa inagotable de la memoria real de España. Comenzó su heroica lucha por el Archivo de Salamanca allá en 2009, cuando aún trabajaba allí. En 2011 se inició la fechoría. Las intenciones de los separatistas estaban claras: destruir un archivo nacional porque quieren destruir la nación y la memoria real de su pasado. Nadie sabe cuántos de los muchos centenares de miles de documentos sustraídos hacia Cataluña han sido destruidos, porque desmienten esa historia mentirosa inventada para fomentar el odio y ocultar la españolidad de Cataluña. Josep Boya, un golpista y jefe de manipulación histórica de la Generalitat, lo dejó claro: «El dolor de las familias no me importa. Lo único que me importa es que desaparezca el Archivo de Salamanca».
A Policarpo le amenazaron desde el Gobierno de Madrid con el despido del Archivo si continuaba sus denuncias. Y lo echaron. Tuvo que buscar trabajo como comentarista para grandes compañías. Pero no dejó de reunir y movilizar a gentes en toda España, de luchar contra la desidia y el desinterés, con el boicot de todos los medios de izquierda y la hipócrita pasividad de la derecha y unas elites económicas indiferentes hacia cualquier iniciativa de defensa de la nación. Con un pequeño grupo de entusiastas Policarpo ha logrado grandes victorias judiciales y la devolución de muchos miles de documentos desde Barcelona. Y culminaron en diciembre del 2017 con una sentencia que vuelve poner en Madrid la decisión de restaurar una unidad de ese archivo que tiene tanta lógica como la unidad de la Biblioteca Nacional o cualquier archivo del mundo. La suerte del Archivo de Salamanca es metáfora y símbolo de la suerte de España en tiempos de inmensa zozobra y agresión de sus enemigos. Policarpo Sánchez, restablecido de su cáncer, vuelve a la lucha con una renovada y fortalecida «Asociación Salvar el Archivo de Salamanca». Y pide ayuda a todos los españoles para esta gran batalla que es la de España, en la defensa de su integridad, su libertad y la verdad histórica..
Hermann Tertsch
https://www.abc.es/ MRF
No hay comentarios:
Publicar un comentario