El pasado 19 de diciembre, la Audiencia Nacional condenó a tres años y medio de prisión a Ahmed Bouguerba por el delito de autoadoctrinamiento, un nuevo tipo penal que castiga un proceso autodidacta de radicalización que lleva a adoptar el ideario yihadista radical y a prepararse para cometer atentados terroristas. Hoy hemos sabido que este argelino de 31 años afincado en Bilbao y sin antecedentes penales sigue cobrando la Renta de Garantía de Ingresos (RGI), la ayuda social que el Gobierno vasco concede a personas en riesgo de exclusión, según informa «El Correo».
En su sentencia, los magistrados de la Sección Segunda de la Sala Penal aseguraron que el volumen del material que le fue incautado en su smartphone a Bouguerba –70 fotografías de propaganda e imágenes del Daesh, 12 de personas ejecutadas y cinco de líderes de organizaciones terroristas como Osama Bin Laden o Abu Bakú Al-Baghdadi– era el «caldo de cultivo ideal del que las organizaciones extremistas radicales –la mayoría terroristas– se estarían nutriendo para engrosar sus filas en su llamada a practicar la yihad», señalaba, subrayando «la gravedad, por tanto, de la conducta del acusado como se ha podido constatar en los últimos atentados perpetrados en Europa».
El condenado recibe exactamente 625 euros de RGI, más otros 250 euros complementarios para el alquiler de una vivienda. Una cantidad de dinero que llevaría recibiendo desde 2011, cuando tenía 26 años. Y que seguía cobrando mientras publicaba comentarios en su perfil de Facebook como el que recoge la resolución, de enero de 2014, en el que decía con su nombre y apellidos, que «todo lo que digáis o analicéis sobre el Estado Islámico es mentira, porque todos los suníes nos quieren y nos apoyan, y vamos a abrir un frente contra Israel también, y si Dios quiere van a venir ejércitos de fieles luchadores que esperan la guerra contra Israel y vamos a derrotar a los Estados Unidos e Israel y a sus chivatos, si Dios quiere».
En el proceso de «autoadoctrinamiento» de Bouguerba –que publicó también un «me gusta» en una página llamada «Organización Estado Islámico»– los investigadores detectaron cuatro fases, que son alentadas por los grupos yihadistas como Daesh desde sus publicaciones y su potente propaganda digital, que forman el recorrido habitual de numerosos jóvenes que acaban por abrazar el yihadismo radical. En el caso del condenado, los agentes de la Ertaintza detectaron su paso por cada una de ellas: el victimismo, la culpabilización, la solución y el activismo.
Suspensión de la RGI
El hecho de haber sido condenado por un delito relacionado con el terrorismo no es motivo legal para que se pueda suspender la RGI, ya que Bouguerba sigue cumpliendo las condiciones para ser un perceptor. Sólo cuando ingrese en prisión, y aún no lo ha hecho, dejará de recibir esa ayuda, ya que se considera que un preso tiene la manutención y el techo garantizados.En el juicio, el joven negó los hechos, rechazó la violencia del Daesh y alegó que le suplantaron la identidad en Facebook y que desconocía por qué estaban las fotos en su teléfono. La sentencia, sin embargo, le considera «lugarteniente» del imán de la mezquita salafista de Barakaldo, Ibrahim Mohamed Hijjo, que fue expulsado por los responsables del templo por lanzar proclamas radicales entre sus fieles.
«Queda acreditado el adoctrinamiento pasivo o autoadoctrinamiento del acusado Ahmed Bouguerba, recibido a través de autoridades islamistas religiosas de ideología radical, así como el uso de las redes sociales canalizadoras de tales ideologías, con la finalidad de perseguir los fines del Daesh, sin olvidar su actividad proselitista difundiendo consignas y mensajes por Internet a favor de dicha organización terrorista», concluye el tribunal.
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MRF
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