El Nadal-Federer que decide el Abierto de
Australia (09:30, Eurosport y DMAX) es mucho más que un partido de
tenis. Es un homenaje a una de las mayores rivalidades en la historia
del deporte mundial. Es un capítulo con el que nadie contaba hoy y con
el que algunos soñaban antes del declive definitivo de los
protagonistas. «Será especial para los dos», describe Rafa. Y lo es
porque hace poco más de tres meses suspendieron una exhibición por
problemas físicos. «Hace poco estábamos los dos sólo para jugar partidos
de caridad», describía Federer. El suizo de 35 años sigue en activo
porque su cuerpo se lo permite y porque sueña con elevar su plusmarca de
17 Grand Slams. Parecía amenazada por Djokovic y a esa amenaza se ha
sumado de nuevo Nadal. Rafa se empeñó en volver a disfrutar del juego y
en Melbourne lo ha conseguido hasta aspirar al que sería su décimo
quinto «Grande».
El plan de Rafa
«Estoy
convencido de que la final no va a tener nada que ver con los partidos
que jugaban hace años, a menos que a Federer le falle la cabeza y le
vengan los recuerdos de la racha en la que Nadal se convirtió en su
pesadilla», dice Jordi Arrese. En la memoria está la inolvidable
reacción del suizo en 2009 después del único título de Rafa en
Australia: «Dios mío, esto me está matando». Volviendo a lo de hoy: «La
semifinal con Dimitrov por el juego del búlgaro, por su desarrollo, por
su duración... Ha sido el mejor entrenamiento posible para lo que se
avecina. Rafa tiene que buscar el revés del suizo con derechas paralelas
porque eso llevará a Roger a asumir más riesgos por obligación. Y
cuantos más intercambios haya, mejor para Rafa. Federer no va a pasar
más de tres bolas por encima de la red. Sabe que en los ‘‘rallis’’
largos no tiene nada que hacer», detalla Arrese. En la misma línea va
Carlos Moyá: «Federer va a intentar acortar los puntos, pero lo bueno es
que Rafa también puede jugar agresivo y adaptarse a un encuentro rápido
o a uno que no vaya tan lanzado».
Sin dudas en lo físico
El
propio Nadal, después de vencer a Dimitrov, descartó secuelas para la
final. Es la mejor prueba de su excelencia física. Moyá lo ratificó
ayer. «Ha descansado poquito, pero ha podido descansar. Obviamente te
vas a dormir con la adrenalina y se habrá dormido tarde, pero
históricamente eso no ha sido un hándicap para él. Ya ha tenido partidos
más duros y con menos descansos y ha logrado jugar bien luego», comentó
su íntimo amigo y técnico a Efe. Rafa peloteó sólo durante 45 minutos
cuando las sesiones en el día previo a un partido normal son de dos
horas, pero «está mejor de lo que esperaba», según el técnico. En lo
físico hay unanimidad. «Confío en que Rafa se recupere bien. Va a tener
unas 44 horas y eso es tiempo de sobra», dice Corretja. «Rafa está
moviéndose muy bien, tiene chispa y ese nivelazo físico le permite dos
cosas muy importantes: puede ser agresivo y ganar los puntos que sólo él
es capaz de ganar», afirma Álex. Para los intereses de Nadal, Moyá
tiene claro cómo debe ser la final: «Diría que un partido largo porque
Rafa, un jugador que –no sólo entre los de ahora– tiene uno de los
mejores físicos de la historia».
No hay comentarios:
Publicar un comentario