El exministro de Defensa, José Bono,
intentó desacreditar a dos de los militares afectados por el siniestro
del Yak-42 propagando falsedades sobre su trayectoria profesional en las
Fuerzas Armadas. Los dos mandos perjudicados por las injurias de Bono
fueron el teniente general José Antonio Beltrán, que gestionó la repatriación de los 62 militares que perdieron la vida en el accidente aéreo, y el general de Ejército, Luis Alejandre,
jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra. Ambos advirtieron de los
falsos testimonios lanzados por el exministro y, en el caso de Beltrán,
que pidió el desagravio al ministro de Defensa para restituir su honor,
llegó a conocimiento de Su Majestad el Rey Don Juan Carlos; mientras que
Alejandre trasladó su queja al presidente del Gobierno, José Luis
Rodríguez Zapatero, según los documentos a los que ha tenido acceso ABC.
Las mentiras que, según Beltrán –absuelto en el juicio del Yak– Bono lanzó sobre él, se produjeron durante la comparecencia del exministro en el Congreso de los Diputados el 21 de octubre de 2004 para informar sobre el accidente del Yak. En su intervención, Bono se refirió al sueldo que recibía el teniente general en su destino como agregado en el Centro de Control de las Fuerzas Armadas en Ginebra (Suiza), afirmando que «cobraba 23.600 euros al mes», según figura en el diario de sesiones. Igualmente, señaló que se le envió a ese destino tras el siniestro del Yak. Bono lo cesó y lo pasó a la reserva.
La segunda falsedad que Bono afirmó fue que Beltrán había sido el militar de «máxima graduación que acompañó al señor ministro (en referencia a Federico Trillo) en aquel viaje (Trebisonda)». En su escrito de desagravio, Beltrán recuerda que a ese viaje también fue otro teniente general, jefe de la Fuerza de Maniobra del Ejército de Tierra, que tenía entonces una graduación mayor que él.
Finalmente, la tercera falsedad de Bono se produjo cuando dijo que Beltrán estaba al frente del Cecob, un organismo que no existe, y que el militar cree que, debido a la mala pronunciación del exministro, confunde con el Cecod, que sí existe, pero que tampoco dependía de Beltrán.
Este cúmulo de falsedades incomodó a Beltran por lo que suponía de desprestigio a su carrera profesional y el 4 de noviembre de 2004 presentó al ministro de Defensaun escrito de desagravio. Una carta que no obtiene respuesta, por lo que el abogado del teniente general envía otra misiva, pidiendo a Bono que le comunique «si va a dar respuesta al agravio».
Tras la negativa de José Bono a rectificar sus declaraciones, el teniente general presentó un escrito el 5 de enero de 2006 al jefe del Estado Mayor del Aire para para que elevara una instancia al Rey Don Juan Carlos informándole de su agravio y de la negativa del exministro a responder.
El otro alto mando militar que sufrió el intento de desprestigio por parte del exministro Bono fue el también general de Ejército Luis Alejandre, que ocupaba este cargo en el momento en el que se produjo el accidente del Yak y que fue cesado por el exministro.
El conflicto con Luis Alejandre se produjo varios años después, concretamente en 2011, cuando Bono, ante un grupo de periodistas, y siempre según la versión de Alejandre, aseguró que fue cesado «por haber insultado gravemente al presidente del Gobierno».
Ante la gravedad de estas informaciones, Alejandre le envía una carta al entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el 24 de septiembre de 2011. En ella asegura que «debo referirme a unas recientes manifestaciones del hoy presidente del Congreso, recogidas en El Mundo, en la que refiere, al hablar de sus memorias ante un grupo de periodistas como “contó prolijamente los pormenores de la destitución del general Alejandre como jefe del Estado Mayor de la Defensa, por haber insultado gravemente al presidente del Gobierno”».
Alejandre asegura al presidente «que la afirmación es completamente falsa. Ni va con mi estilo, ni es habitual en un militar con responsabilidades, por encima de opiniones políticas que no tienen por qué ser coincidentes. Para nosotros, el presidente del Gobierno es la máxima autoridad política del país y como tal la respetamos».
A continuación, subraya que, «hoy, a dos meses de las elecciones, incluso podría ser positivo para mí, decir que un día lo insulté. Simplemente no lo hice. Y la verdad nos hace libres por encima de personas que hacen de la mentira su profesión».
Finaliza su escrito haciendo una alusión velada al exministro de Defensa: «Conoce al personaje mejor que yo. No le demandaré ahora para no contribuir a que se embolse estos supuestos 860.000 euros de anticipo. Pero lo haré en su momento».
En la primera parte de esta misiva, el general de Ejército desvela un episodio al inicio del mandato de Bono, que puede estar también en el origen de «posteriores recelos». Así, recuerda que «mi primer contacto con usted fue el 18 de abril de 2004 cuando nos ordenó el repliegue de las unidades de Irak. El ministro, mal asesorado, quería que regresasen el mismo día 19, cuando el almirante Moreno, jefe del Estado Mayor de la Defensa, encontró en su despacho una lógica comprensión para que el repliegue se realizase de forma técnicamente ordenada. Quizás aquella decisión, motivó posteriores recelos».
El presidente Rodríguez Zapatero nunca contestó a la misiva del general, según han confirmado a ABC fuentes cercanas al caso.
http://www.abc.es/
MRF
Las mentiras que, según Beltrán –absuelto en el juicio del Yak– Bono lanzó sobre él, se produjeron durante la comparecencia del exministro en el Congreso de los Diputados el 21 de octubre de 2004 para informar sobre el accidente del Yak. En su intervención, Bono se refirió al sueldo que recibía el teniente general en su destino como agregado en el Centro de Control de las Fuerzas Armadas en Ginebra (Suiza), afirmando que «cobraba 23.600 euros al mes», según figura en el diario de sesiones. Igualmente, señaló que se le envió a ese destino tras el siniestro del Yak. Bono lo cesó y lo pasó a la reserva.
Accidente
Beltrán sostiene que nunca recibió ese sueldo y que solo cobró una cantidad parecida un mes que se le abonaron retrasos. En relación a su traslado a Suiza subraya que estaba previsto con anterioridad al accidente aéreo.La segunda falsedad que Bono afirmó fue que Beltrán había sido el militar de «máxima graduación que acompañó al señor ministro (en referencia a Federico Trillo) en aquel viaje (Trebisonda)». En su escrito de desagravio, Beltrán recuerda que a ese viaje también fue otro teniente general, jefe de la Fuerza de Maniobra del Ejército de Tierra, que tenía entonces una graduación mayor que él.
Finalmente, la tercera falsedad de Bono se produjo cuando dijo que Beltrán estaba al frente del Cecob, un organismo que no existe, y que el militar cree que, debido a la mala pronunciación del exministro, confunde con el Cecod, que sí existe, pero que tampoco dependía de Beltrán.
Este cúmulo de falsedades incomodó a Beltran por lo que suponía de desprestigio a su carrera profesional y el 4 de noviembre de 2004 presentó al ministro de Defensaun escrito de desagravio. Una carta que no obtiene respuesta, por lo que el abogado del teniente general envía otra misiva, pidiendo a Bono que le comunique «si va a dar respuesta al agravio».
Parlamento
Bono no contesta, y en su nombre lo hace el subsecretario de Defensa, Justo Zambrana, el 28 de noviembre de 2005. El alto cargo del Ministerio «inadmite el escrito» de Beltrán, señalando que las declaraciones de Bono se producen «en un contexto de debate parlamentario». Además, añade que «el recurso de agravio no está contemplado como medio de obtener la satisfacción o reparación de presuntos agravios, que traigan causa del ejercicio de la libertad de expresión y de manifestación de las ideas y opiniones, expuestas en el ejercicio del cargo con ocasión del debate parlamentario suscitado en el foro de representación del pueblo español».Tras la negativa de José Bono a rectificar sus declaraciones, el teniente general presentó un escrito el 5 de enero de 2006 al jefe del Estado Mayor del Aire para para que elevara una instancia al Rey Don Juan Carlos informándole de su agravio y de la negativa del exministro a responder.
El otro alto mando militar que sufrió el intento de desprestigio por parte del exministro Bono fue el también general de Ejército Luis Alejandre, que ocupaba este cargo en el momento en el que se produjo el accidente del Yak y que fue cesado por el exministro.
El conflicto con Luis Alejandre se produjo varios años después, concretamente en 2011, cuando Bono, ante un grupo de periodistas, y siempre según la versión de Alejandre, aseguró que fue cesado «por haber insultado gravemente al presidente del Gobierno».
Ante la gravedad de estas informaciones, Alejandre le envía una carta al entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el 24 de septiembre de 2011. En ella asegura que «debo referirme a unas recientes manifestaciones del hoy presidente del Congreso, recogidas en El Mundo, en la que refiere, al hablar de sus memorias ante un grupo de periodistas como “contó prolijamente los pormenores de la destitución del general Alejandre como jefe del Estado Mayor de la Defensa, por haber insultado gravemente al presidente del Gobierno”».
Alejandre asegura al presidente «que la afirmación es completamente falsa. Ni va con mi estilo, ni es habitual en un militar con responsabilidades, por encima de opiniones políticas que no tienen por qué ser coincidentes. Para nosotros, el presidente del Gobierno es la máxima autoridad política del país y como tal la respetamos».
A continuación, subraya que, «hoy, a dos meses de las elecciones, incluso podría ser positivo para mí, decir que un día lo insulté. Simplemente no lo hice. Y la verdad nos hace libres por encima de personas que hacen de la mentira su profesión».
Finaliza su escrito haciendo una alusión velada al exministro de Defensa: «Conoce al personaje mejor que yo. No le demandaré ahora para no contribuir a que se embolse estos supuestos 860.000 euros de anticipo. Pero lo haré en su momento».
En la primera parte de esta misiva, el general de Ejército desvela un episodio al inicio del mandato de Bono, que puede estar también en el origen de «posteriores recelos». Así, recuerda que «mi primer contacto con usted fue el 18 de abril de 2004 cuando nos ordenó el repliegue de las unidades de Irak. El ministro, mal asesorado, quería que regresasen el mismo día 19, cuando el almirante Moreno, jefe del Estado Mayor de la Defensa, encontró en su despacho una lógica comprensión para que el repliegue se realizase de forma técnicamente ordenada. Quizás aquella decisión, motivó posteriores recelos».
El presidente Rodríguez Zapatero nunca contestó a la misiva del general, según han confirmado a ABC fuentes cercanas al caso.
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MRF
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