El escándalo en el Ministerio el Interior es mayúsculo. Su titular ya sabe con quién se juega los cuartos. Si a su antecesor, Jorge Fernández, fueron capaces de grabarle en su despacho...
El nuevo ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, y su recientemente aterrizado equipo de colaboradores ya saben cómo las gastan las llamadas "cloacas" policiales.
Y todo tras un auto judicial, publicado este miércoles, que arroja
muchos y peliagudos interrogantes sobre la última gran operación contra
el yihadismo en España.
Y eso que Zoido decidió tomarse
su tiempo y aplazar el nombramiento del Director Adjunto Operativo
(DAO), el comisario que dirige el Cuerpo Nacional de Policía a la sombra
del director general. Una vacante que, tras el fiasco sin precedentes
de la llamada operación serkan, ha decidido cubrir la pasada semana.
Según fuentes policiales consultadas por ESdiario, el malestar en Interior y en la cúpula política de la Policía no ha dejado de crecer en las últimas horas, tras el auto del juez Santiago Pedraz
que reconoce el fiasco de una operación que, según los agentes
involucrados en ella, permitió evitar una masacre en Madrid en plenas
navidades y que ha derivado en un sainete o, peor, en una emboscada.
"Unos hablan de chantaje y otros de la
primera trampa al ministro", afirma un veterano policía a este diario,
que recuerda al grupo de veteranos comisarios afines al PSOE, integrantes del llamado "comando Rubalcaba".
29 de diciembre. Plena semana de fin de
año y alerta antiterrorista en la capital tras el atentado con un nuevo
camión suicida en un mercado navideño en Berlín. Agentes del Cuerpo
Nacional de Policía ponen en marcha la llamada Operación serkan y detienen en el barrio madrileño de Moratalaz a Edrissa Ceesay Sanuwo y Samir Sennouni Mouh.
La investigación lleva a la más alarmante conclusión: los detenidos
tienen varios kalashnikov -armas de guerra-, munición y planean una
masacre inminente en Madrid.
La alerta se intensifica pero las armas no aparecen. Y todo con el Cuerpo Nacional de Policía sin jefe operativo. El director general del Cuerpo, Germán Lopez Iglesias -como el ministro Zoido-, no se fía, quiere desmontar clanes, comprobar lealtades y meterles mano a las famosas "cloacas" que llegaron a espiar y grabar a su antecesor, Jorge Fernández Díaz, en su propio despacho.
El ministro pronto recibe el soplo de que
algo muy feo se oculta sobre esta redada antiterrorista y guarda
cautela. Y el pasado día 9 desmiente al juez instructor, Santiago Pedraz, y afirma para sorpresa de los periodistas: "los kalashnikov no existen".
Después, como en el caso Faisán, en este fiasco aparece toda
una oscura trama con personajes misteriosos pero con la Policía
poniéndose del lado del juez. En medio, un agente infiltrado, un
confidente llamado Lolo -que pretendió sacar tajada chantaje mediante-, y dos yihadistas que, al parecer, nunca lo fueron.
Este mismo miércoles, en su auto, el juez Pedraz
afirma que los indicios contra los detenidos "se han desvanecido" y
reconoce que el oscuro confidente "mediatizó" la investigación de la Policía. La rivalidad entre cuerpos también ha aparecido en este asunto. La Guardia Civil ya había advertido que este confidente, un hispano-marroquí, era "perturbador, inteligente, manipulador y... colaborador del CNP".
Y es que cuando Pedraz empezó a recelar de la Policía recurrió a los agentes del Instituto Armado,
que remitieron un informe a la Audiencia Nacional en el que afirmaban
que el citado confidente habría "colocado malintencionadamente" los
"elementos incriminatorios" para acusar "a terceras personas".
Muchos en Interior se preguntan: ¿Siguen conspirando los comisarios de las "cloacas policiales"?
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MRF
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