Pedro Sánchez y su contumacia nos ocupan más tiempo del que el 
valor real del personaje merece. Ya no sabemos cuál de sus rostros es el
 verdadero: el que quería ser investido con los votos de Ciudadanos o el
 que está dispuesto a perpetrar un Gobierno Frankenstein, con 
independentistas incluidos. Suena todo a broma, si no fuese porque está 
en juego una buena porción de nuestro futuro, también del PSOE, que 
puede acabar siendo la víctima principal de su secretario general. De 
continuar con esta deriva, no sólo facilitará a Rajoy la mayoría 
absoluta en las terceras elecciones, sino que obligará a una refundación
 del histórico partido que ahora mismo pilota hacia los acantilados 
donde naufragan hasta los mayores navíos. Y me temo que no le ocurrirá 
como a Eneas, a quien los dioses reservaban para grandes empresas. En la
 tarea común de la España moderna, ya no hay sitio para el 
empecinamiento. Hace tiempo que Sánchez debería haber hecho la 
autocrítica obligada y asumir que en democracia no se gobierna porque a 
uno le apetezca o al azar de los dados, sino porque la voluntad de los 
ciudadanos así lo expresó en las urnas.
http://abcblogs.abc.es/
MRF
http://abcblogs.abc.es/
MRF
No hay comentarios:
Publicar un comentario