No quiero que los Reyes Magos me traigan nada, sí que se lleven a Sánchez
Mentiras. Y más mentiras. Y el que dice muchas mentiras es un mentiroso. Según la RAE, «mentira» es una «expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se piensa o se siente. Cosa que no es verdad». Y que «mentiroso» es aquel «que miente, y especialmente si lo hace por costumbre». Nada de aquello hoy tan de moda de que mentiroso es «aquel que falta a la verdad» lo que, además de sonar poco contundente, se suele utilizar mucho en ámbitos políticos para restar importancia al acto de mentir de forma compulsiva. Así es que si alguien miente, como algo ya metido en vena, es un mentiroso. ¿Por qué disfrazarlo?
Lo digo porque tengo muy presente estos días aquello que se dice de que los políticos mienten más que hablan y que en política suele ganar el que lo hace con más convicción. Y tan cierto como que nunca conviene generalizar lo es también que tras tanta cita con las urnas en los últimos tiempos y, en consecuencia, tantas mentiras (¿o eran promesas?) que los españoles hemos escuchado -de esas que tienen unas patitas tan cortas que las terminamos pillando- se ha convertido en poco menos que en costumbre. Hasta nos puede llegar a parecer que, como las palabras, a las mentiras se las termina llevando el viento.
Pero no. No se dejen engañar. Ni olviden, porque desde ya mismo alguien que parece haber pedido a sus majestades los Reyes Magos de Oriente como regalo estrella seguir en el sillon presidencial del Gobierno de España, va a tener que empezar a cumplir lo prometido y dejar de mentirnos si sus majestades así se lo conceden. Que ya son muchas mentiras: «Ni antes ni después, el partido socialista va a pactar con el populismo» ya que «el final del populismo es la Venezuela de Chávez, la pobreza, las cartillas de racionamiento, la falta de democracia y, sobre todo, la desigualdad»; o que si hubiera pactado con Pablo Iglesias «sería un presidente del Gobierno que no dormiría por la noche, junto al 95% de ciudadanos de este país que tampoco se sentirían tranquilos»; o el «si quieres lo digo 5 veces ó 20, con Bildu no vamos a pactar. Con Bildu, se lo repito, no vamos a pactar. Si quiere se lo repito otra vez»...
Por cierto, quería haber dedicado esta columna a escribir mi tradicional carta a los Reyes Magos, en plan profesional no doméstico. Y ya que estoy, y a otros que por portarse mal (mentir) parece que lo del carbón no va a ser en esta ocasión y le van a traer lo que ha pedido, voy a aprovechar. Dándole una vuelta, la verdad es que este año, visto lo visto, y escrito lo escrito sobre estas mismas líneas, no quiero que me traigan nada pero sí les pediría a sus majestades que cuando se dispongan a dejar su «regalito» a un tal Pedro Sánchez en La Moncloa... ¡se lo lleven! A él y a su petición del oyente. Sería probablemente uno de los mejores regalos recibidos personalmente la noche más mágica del año en décadas. Me conformo solo con eso. Si cuela.....María Jesús Pérez
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