Pedro Sánchez empieza a confundir su persona con el país al que representa como presidente de su Gobierno
Hace falta tener mucho desparpajo para declarar el presidente del Gobierno, como lo hizo el lunes por la noche en su televisión particular, que «cuando gobierna el Partido Socialista siempre ocurre lo mismo: hay bronca, hay crispación. La derecha, cuando pierde el poder, tiene un problema y es que no asume la derrota electoral. Yo qué le voy a hacer...». Lo que podría hacer el presidente es no mentir, aunque comprendo que sería complicado porque cuesta mucho labrarse una imagen y Sánchez la tiene ya muy asentada como el político más mentiroso de Occidente. Dice Arcadi Espada que aquí debería hacer algún medio de comunicación una contabilidad como la que le está calzando «The Washington Post» al presidente Trump con sus mentiras. No sé yo si hay una computadora a la altura de ese reto. Aunque Sánchez no lo recuerde, las cámaras de televisión captaron al presidente del Gobierno Rodríguez Zapatero, tras una entrevista televisiva en la campaña de 2008, diciendo que había que tensar la situación. Aunque Sánchez no lo recuerde tampoco, su partido ha ejecutado acciones de crispación sin límites cuando el PP tenía mayoría absoluta buscando derrotar en la calle las políticas que los ciudadanos habían respaldado por mayoría absoluta en las urnas. Y esas políticas, en el caso de Rajoy, se vieron condicionadas por las mentiras que había heredado el PP en 2011 en materia de déficit. Esta vez, los españoles han dado una magra mayoría a un PSOE que en las urnas prometió lo contrario de lo que está ejecutando después de su llegada al poder. Frente a eso, es legítimo protestar.
Hace falta desfachatez para decir que «el señor Torra ha exigido antes de la celebración de esa comisión que haya una reunión bilateral entre ambos presidentes. Yo no tengo ningún problema...». Así que un delincuente condenado como el señor Torra está en condiciones de exigir al Gobierno de la nación. No hay ningún otro Gobierno en el mundo en el que un político condenado siga en el ejercicio de las funciones que le han sido retiradas de hecho por la Junta Electoral. Y lo que es peor es que en España el presidente del Gobierno se somete a él proclamando sin pudor que le ha exigido una reunión que contraviene el pacto de Gobierno que él firmó con otro partido y que él no tiene «ningún problema» en obedecer al condenado y no cumplir los plazos acordados con quien le facilitó el Gobierno. Supongo que el que Sánchez no haya cumplido su palabra tampoco habrá sorprendido al ciudadano Rufián. El que con niños se acuesta... Bueno yo estaba pensando en lo que se decía antes: que se levantaba mojado. Hoy en día se levanta camino de la cárcel. Sánchez debería tomar nota.
Y en fin, hace falta mucha desvergüenza para hablar de modificar el delito de sedición en el Código Penal. «Se ha demostrado algo y es que tenemos un Código Penal que no corresponde con la época que ha tocado vivir a España». Una frase así sólo la puede pronunciar un iletrado -como el doctor Sánchez- o un iluminado. ¿Cómo que «la época que ha tocado vivir a España»? España ha vivido todas las épocas desde 1492 y le va muy bien con este Código. A quien le va muy mal el Código Penal es a Pedro Sánchez que, como todos los populistas iluminados del mundo, empieza a confundir su persona con el país al que representa como presidente de su Gobierno. El Código Penal no necesita ninguna reforma, lo que necesita Sánchez es pagar las deudas contraídas con Oriol Junqueras para su invetidura. No nos tome por imbéciles, por favor..Ramón Pérez-Maura
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