Detenerse a estas alturas en alabar la eficacia de la unidad, una vez elegido
un nuevo líder del centro-derecha, parece, cuando menos, ocioso.
Si hay que volver a explicar a las bases –además de a vencedores y vencidos–
el valor que tiene mantener unida y cohesionada a la gran corriente de
opinión y acción política que representa el PP, apañados vamos.
Pero creo que Pablo Casado, al que le queda una tarea ingente por
delante, tiene claro que su principal objetivo es la victoria electoral
en las próximas generales y que para ello necesita de la enorme fuerza
que representa la unión de su partido. Tal vez las tres columnas sobre
las que el nuevo presidente popular debe apoyarse son la unidad,
la renovación y el sujetarse a los valores. Pero debe hacerlo
sin complejos. La superioridad moral de la izquierda es algo
trasnochado que no le concierne a la generación de Casado.
Seguramente a ninguna. A partir de ahora, para ganar el futuro,
deberá saber cambiar, pero sin renunciar a ninguno de los principios
que explican la razón de ser de su partido. Y deberá hacerlo con valentía.http://abcblogs.abc.es/MRF
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