Cada vez estoy más convencido de que es el patriarca Jordi Pujol quien está detrás del desafío catalán contra el Estado Social y Democrático de Derecho que instauró nuestra Constitución de 1978. Desde el principio, fue Jordi Pujol el que ostentó todo el poder político y económico para pastorear el rebaño nacionalista y su idea era transmitirlo por vía hereditaria a su hijo Oriol.
El jefe Pujol, por razones que no vienen al caso, tuvo que abandonar la escena y echar mano temporalmente del testaferro Artur Mas, pero sin perder nunca el control sobre el movimiento nacionalista catalán. Y otro tanto sucedió con Puigdemont y Torra. Estos tres últimos son marionetas que dieron y siguen dando la cara, pero el que sigue moviendo los hilos es el viejo Pujol, que es el que tiene a buen recaudo y maneja a su antojo la fortuna que fue acumulando con el famoso 3%.
Pues bien, viendo el cariz que tomaba la causa penal, el viejo Pujol entendió que la única manera de parar las investigaciones penales era ordenar a sus secuaces que declararan unilateralmente la República independiente de Cataluña que, en el caso de triunfar, acabaría indultando a toda la familia y, de no hacerlo, serviría como permanente chantaje para retrasar o archivar las investigaciones.
Ayer el Juez de Instrucción del juzgado nº 5 de la Audiencia Nacional José de la Mata dictó un nuevo Auto en el que, en las investigaciones en curso sobre el 3%, ha decido llamar a declarar acompañados de abogado y procurador tanto a altos cargos de Convergencia Democrática de Cataluña y, en su condición de continuador, del PDECat, como a dichas personas jurídicas por ser presuntos autores de delitos de tráfico de influencias, cohecho y blanqueo de capitales.
Así las cosas, el títere Torra no tardará en recibir las ordenes oportunas del patrón Pujol para presionar al débil, pero ambicioso, Sánchez para sacarle alguna contrapartida, que dilate lo más posible la indicada causa.
Escribió Maquiavelo, en el Capitulo III “De los principados mixtos” de su conocidísima obra El príncipeque “no debemos dejar nacer un desorden para evitar una guerra, porque acabamos no evitándola; la diferimos únicamente: y no es nunca más que con sumo perjuicio nuestro”. Coincido plenamente con tan sabias palabras y es que quien tolera un desorden para evitar un conflicto, tiene primero el desorden y después el conflicto.
Por eso, hay que pedirle al nuevo gobierno de la Nación española que para evitar la venidera revuelta del independentismo catalán no tolere los chantajes a los que lo van a someter los sediciosos, porque eso, lejos de evitar la revuelta, la diferirá únicamente. Sé que es mucho esperar del señor Sánchez que se comporte con la dignidad inherente al presidente del gobierno de España y que defienda los intereses generales, aunque ello suponga tener que convocar próximamente las elecciones generales. Pero debería tener presente que todo paso que se tolere a favor de la independencia de Cataluña será más difícil de desandar que los nunca andados.http://abcblogs.abc.es/ MRF
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