No dudan, no se apocan, no ceden, no experimentan un atisbo de desasosiego. Se afirman en su superioridad moral, en la certeza de hallarse en el bando correcto, con indiferencia a los demás.
Ignacio Camacho llega a una conclusión demoledora este martes en su columna de ABC: los dirigentes de Podemos sufren el síndrome de la "Hemiplejia moral", como lo llamó Ortega, "una limitación del pensamiento": "Los que llaman golpista a Leopoldo López y defienden como héroes de su causa a Bódalo, aquel tipejo de Jaén que pegó a una tendera embarazada, o a Alfon, pacífico activista que iba a la huelga llevando en su mochila un explosivo casero. Los que regatean homenajes a Miguel Ángel Blanco o Ignacio Echeverría después de reunirse con los agresores de guardias de Alsasua y de recibir a Otegi en el Parlamento Europeo".
El periodista argumenta su diagnóstico:
"Siempre encuentran una casuística exculpatoria para sus imputados,
distinguen sin reparo entre mártires propios y ajenos. Frente al
remordimiento habitual de la derecha y de la izquierda socialdemócrata,
proclaman su sectarismo sin el menor complejo. Pregonan su narrativa
bipolar, su relato excluyente de la política, con una soberbia
impertérrita, con orgullosa autonomía de criterio. No dudan, no se
apocan, no ceden, no experimentan un atisbo de desasosiego. Se afirman
en su superioridad moral, en la certeza de hallarse en el bando
correcto, con absoluta indiferencia hacia lo que piense, diga o haga el
resto".
El
periodista se pregunta "qué seguridad debe de inspirar sentirse imbuido
de una misión histórica capaz de justificar cualquier comportamiento,
contemplar la vida y sus retorcidos avatares desde la convicción de
estar en el lado de los buenos" y señala que "por eso ni siquiera la
memoria de Miguel Ángel Blanco, su enorme huella emocional en la sociedad española, ha podido conmover su intransigencia en el más leve gesto".
En su opinión, la cosa está clara: "Ese
muerto no era suyo, así que ni calles, ni placas, ni performances
mediáticas, ni camisetas con su nombre; todo lo más una evasiva
solidaridad con las víctimas en la expresión más genérica del término.
Al fin y al cabo el crimen sucedió mucho antes de que surgiera Podemos y por tanto pertenece a esa época ominosa en que todo estaba mal hecho. Si al menos Blanco hubiera sido comunista lo podrían convertir en un símbolo retroactivo del tiempo nuevo".
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MRF
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