No Al Olvido

jueves, 9 de enero de 2020

# ¿Va a doler?Comunistas separatistas vs propiedad privada...Vídeos 2...Juan Ramón Rallo, profesor y analista económico, nos explica la última ocurrencia de la Generalitat contra la propiedad privada en Cataluña..El Club de los Viernes ...!!!!

Minuto uno y ERC ya ha amenazado con torpedear los presupuestos de Sánchez
En septiembre de 2014, merced al ludópata de las urnas apellidado Cameron, el Reino Unido se jugó su integridad a cara y cruz en Escocia. Finalmente los separatistas recibieron un repaso de diez puntos, en un referéndum que según ellos zanjaba el asunto «para una generación» (ahora ya piden otro). A pesar de la cómoda victoria unionista, durante la campaña imperaba la incertidumbre. La Reina Isabel II tenía entonces 88 años y llevaba 62 en el trono, observando siempre de manera impecable su deber de neutralidad. La campaña coincidió con su estancia anual en el castillo escocés de Balmoral. El domingo previo a la consulta, acudió como siempre a misa en la sólida iglesia rural de Crathie. Al salir del oficio, la Reina, vestida como acostumbra de color llamativo («para ser creída tengo que ser vista»), se acercó a un pequeño vallado donde se arremolinaba un grupito de feligreses. Casualmente -o no-, una vecina le preguntó por la consulta. Isabel II le contestó así: «Tenéis una votación muy importante el jueves. Espero que todo el mundo lo piense muy cuidadosamente».
Los portavoces de Buckingham salieron a desmentir que la Reina hubiese querido orientar el voto; todo había sido «espontáneo». Pero pronto trascendió que Palacio había avisado a la prensa sobre que la soberana se acercaría al público. Con sus medias palabras, la experimentada Isabel II había logrado dejar su recado unionista. Los monarcas constitucionales están atados a las pautas de sus gobiernos. Pero siempre existe un cauce para que un jefe de Estado traslade sus mensajes. El Rey Juan Carlos era maestro en estas lides. Recurriendo al famoso «borboneo», a veces mandaba un aviso mediante lo que a simple vista parecía una chanza volandera. Ayer en la toma de posesión de Sánchez se produjo un curioso diálogo. Tras prometer el cargo, el presidente le hizo un comentario distendido al Rey: «Ocho meses para diez segundos». Felipe VI contestó: «Ha sido rápido, simple y sin dolor». Pero añadió algo más, cuatro palabras que ya aspiran a frase del año: «El dolor viene después». Sería pretencioso hacer un juicio de intenciones concluyente sobre lo que quiso decir el Rey. Pudo ser una salida improvisada, sin la menor carga. O pudo ser un aviso a Sánchez sobre que con su coalición heterogénea y radical sudará tinta para gobernar.
Ayer, todavía en el minuto uno, ERC avisó que el pacto entre ambos no contempla apoyarle sus presupuestos, afirmación que Carmen Calvo salió a desmentir presto y regañona. Un Ejecutivo que no logra aprobar sus cuentas es solo gas. Además, los separatistas exigieron la amnistía. ERC (y Bildu) supondrán un dolor de muelas permanente y cohabitar con Podemos será un cólico nefrítico. Socialistas y comunistas se han visto ya forzados a crear un politburó de vigilancia de su acuerdo, con diez comisarios, a fin de evitar que ministros de uno y otro bando se pisen las mangueras. Por su parte Iglesias ha comenzado a anunciar a sus ministros sin esperar a El Presidente. Egos a codazos, separatistas pasando la factura. Sánchez va a pisar más clavos que un faquir.
Hoy, Día 2 tras la Gloriosa Investidura de Sánchez:
- Por la mañana: Podemos fuma en pipa por la maniobra de El Presidente de tener cuatro vicepresidentes para hacerle luz de gas al vice Iglesias.
- Por la tarde: ERC avisa tras la sentencia del Supremo que «si sigue el inmovilismo» el acuerdo de Gobierno no podrá durar, y le recuerda a Sánchez que la mesa de «diálogo» tiene que incluir a narices el «referéndum de independencia y la amnistía».
No es que vaya a haber dolor. Es que ya ha empezado. Y no va a bastar la anestesia de la propaganda....Luis Ventoso

No hay comentarios:

Publicar un comentario