El PSOE de Felipe González fue un paréntesis
excepcional y positivo en la historia de
los socialistas españoles. Todo lo demás,
antes y después, ha sido un partido contrario a
la libertad y entregado a la revolución y al
socialismo real. González gobernó con mayorías
absolutas, que nunca, antes y después, tuvieron a
lo largo de su vida, gracias a demostrar
moderación y patriotismo, en el mejor sentido
del patrimonio común que una nación es para sus ciudadanos.
El PSOE de Sánchez es hijo del de Zapatero y ha decidido
desguazar las instituciones del Estado, la Constitución y
la unidad de España. Puede sonar duro lo que escribimos,
pero los hechos son demoledores: gobernará Sánchez en
coalición con los comunistas -hecho que no ocurría desde
décadas- y con el apoyo de los independentistas, a
los que está dispuesto a ceder la soberanía y quebrar
la unidad nacional; restringe la información como no
ha hecho nadie en democracia; quiere asaltar el
poder judicial, porque tanto periodistas como jueces
le resultan incómodos, y la Constitución no pinta nada.
Es posible que pueda estar bordeando el delito.
Los barones, callados…Bieito Rubido
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