Aveces los países se equivocan y toman sendas minadas
En la francachela de Nochevieja, un pariente «progresista» al que aprecio se cachondeó de mi preocupación sobre el inminente Gobierno. Mi prevención le pareció risible, el canguelo exagerado de un conservador recalcitrante, incapaz de entender que los tiempos están cambiando y que llega «la hora de la justicia social». En la misma velada, otro amigo me explicó que «las cosas no podían seguir así, hacía falta un giro a la izquierda y una solución para Cataluña». Pero la lógica se me revuelve tozuda. Un ejemplo básico: muchas empresas españolas navegan hoy en el filo entre los números rojos y los negros; si el Gobierno social-comunista de Pedro, Pablo (y Oriol) decide subir el impuesto de sociedades, tal y como han anunciado, esas compañías entrarán en pérdidas y eso supondrá despidos. La broma de Sánchez te podría costar tu empleo. Si te has deslomado toda tu vida trabajando y has ahorrado con gran esfuerzo para comprar un segundo piso con la idea de alquilarlo, o simplemente para reservarlo para tu ocio, las leyes del Gobierno social-comunista van a invadir tu libertad e incluso te señalarán si eres dueño de una vivienda desocupada. La broma de Sánchez limitará tu derecho a la propiedad privada, uno de los cimientos de la civilización. Si eres valenciano, gallego, andaluz, manchego, extremeño... ya sabes que a partir de ahora serás un español de segunda, que no pinta nada, porque el modelo de Estado -o más bien el desguace del Estado- se va dibujar al dictado de los enemigos del país, los separatistas catalanes y vascos. Y esa broma podría ser el inicio de la implosión de la Nación española. Si formas parte del 69% de españoles que se declaran católicos, ya sabes que ahora tendrás un Gobierno que trabajará activamente contra tu religión, empezando por restricciones a la libertad educativa con rejones a la concertada. Si crees en la cultura del esfuerzo, la vía del meritoriaje, el libre mercado y la seguridad jurídica para los negocios, ahora serás un paria social, un sospechoso para el «establishment» del vicepresidente Iglesias. Y eso tampoco será una broma, sino una limitación del pluralismo que no habíamos sufrido en democracia.
Si el mundo ve que España tiene un Gobierno social-comunista, sostenido por separatistas de extrema izquierda, no resultará un país atractivo para los inversores internacionales, y eso se llamará menos empleo y oportunidades para tus hijos y para ti. Si eres un empresario español de peso, tu dinero y tu esfuerzo estarán bajo sospecha, y tu tentación será largarte con la música a otra parte de la UE. Si eres un periodista de corazón liberal, prepárate, porque Pedro, Pablo (y Oriol) anuncian una «estrategia nacional para la lucha contra la desinformación», y eso hiede a censura, pues ellos establecerán qué es «desinformación». Si sabes que el nazismo, el comunismo y el fascismo fueron las ideologías criminales del siglo XX, estarás feliz ante la perspectiva de tener como ministro a Alberto Garzón, marxista totalitario que defiende la dictadura venezolana.
A veces los países se equivocan y toman sendas minadas. Y no es una broma...Luis Ventoso
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