Las fuerzas separatistas informaron de la supuesta detención de varias personas de nacionalidad ucraniana
Alexánder Zajárchenko, líder de la autoproclamada república de Donetsk, provincia sobre la que Kiev perdió el control en 2014, murió ayer por la tarde como consecuencia de la explosión de una bomba. Las agencias rusas, que citan fuentes de los insurgentes separatistas, aseguran que el atentado se produjo en un café-restaurante llamado «Separ», situado en el bulevar Pushkin de la ciudad de Donetsk. El establecimiento se encuentra junto a la residencia de Zajárchenko y muy cerca de la oficina de los observadores de la OSCE que velan por el cumplimiento del alto el fuego.
Rusia, en donde los medios de comunicación públicos hace tiempo que elevaron a Zajárchenko a la categoría de «héroe», acusa a Ucrania de estar detrás de su muerte. «Hay fundamentos para pensar que detrás de ese asesinato está el régimen de Kiev, que en más de una ocasión ha echado mano de métodos similares para deshacerse de los que discrepan», aseguró la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova.
Las fuerzas separatistas informaron de la supuesta detención de varias personas, al parecer, presuntamente enviadas desde Kiev y relacionadas directamente con el atentado, en el que al menos otras tres personas resultaron heridas. En los últimos años, varios jefes militares separatistas de Donetsk y Lugansk han sido asesinados. Oficialmente, se culpabiliza a las autoridades ucranianas, pero ha habido casos de rencillas entre las formaciones rebeldes e incluso se sospecha que los servicios secretos rusos actuaron para eliminar a los separatistas díscolos.
Zajárchenko, de 42 años de edad y natural de Donetsk , se puso al frente de de la llamada República de Donetsk en noviembre de 2014. Había sufrido ya varios atentados y tuvo que ser repetidas veces hospitalizado. Su predecesor, Denís Pushilin, también fue objeto de un ataque con coche bomba en 2014, pero consiguió salir ileso.
Un obstáculo
Zajárchenko, a juicio de muchos analistas ucranianos y rusos, se había convertido en un verdadero obstáculo en el camino hacia el cumplimiento de los Acuerdos de Minsk, concluidos en febrero de 2015 con el objetivo de poner fin a la guerra en las dos regiones separatistas del este de Ucrania, Donetsk y Lugansk. Hace unos meses, en declaraciones a periodistas rusos, el fallecido dirigente separatista dijo ver «difícil» que Donetsk vuelva a formar parte de Ucrania.
Lo pactado en Minsk contempla la devolución a Kiev del control de la frontera con Rusia y la celebración en Donetsk y Lugansk de elecciones realmente libres y democráticas. A cambio, Ucrania debe conceder a los dos enclaves un sistema de autogobierno. Pero el conflicto ha entrado en una fase de punto muerto por la falta de mutua confianza. Kiev se resiste a dotar de autonomía a los territorios mientras los separatistas rechazan unos comicios supervisados por Ucrania y siguen recibiendo ayuda militar de Rusia a través de una frontera ya inexistente. La situación sobre el terreno lleva tiempo siendo tensa y ahora seguramente empeorará tras lo sucedido. Desde 2014, el conflicto ha acabado con la vida de más de 10.000 personas.
La presión de Estados Unidos y la Unión Europea para obligar a Moscú a propiciar que Kiev recupere el control sobre la zona ha puesto sobre la mesa la posibilidad de una nueva reunión del Cuarteto de Normandía (Alemania, Francia, Rusia y Ucrania), seguramente en París en las próximas semanas. París y Berlín fueron quienes posibilitaron la firma de los Acuerdos de Minsk.
Fue el asesor de política exterior del Kremlin, Yuri Ushakov,quien hace unos días señaló a la capital francesa como probable sede de la reunión. No facilitó fechas, pero dio a entender que será antes de que acabe el año. Según Ushakov, así lo acordaron el presidente Vladímir Putin y la canciller alemana, Angela Merkel, en el reciente encuentro que mantuvieron en Meseberg (Alemania).
Otros de los dirigentes separatistas muertos en ataques no esclarecidos hasta la fecha fueron Alexéi Mozgovói, acribillado a tiros en una emboscada; Valeri Bolótov, también de Lugansk; Arsén Pávlov, alias «Motorola», y Mijaíl Tolstij, conocido como «Guivi». Los retratos de «Motorola» y «Guivi» han aparecido incluso en Moscú durante las celebraciones del Día de la Victoria sobre la Alemania Nazi, en la ya tradicional procesión llamada «Regimiento inmortal» en memoria de los caídos durante la II Guerra Mundial, cuestión que causó polémica...
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