Aunque la España plurinacional siempre ha sido el principal pilar del discurso de Pablo Iglesias en este sentido, parece que a nivel interno las regiones con tradición nacionalista (Cataluña, País Vasco y Galicia) le generan bastantes problemas al líder de Podemos. De hecho, Iglesias no solo no controla ninguna de estas tres direcciones autonómicas, sino que, directa o indirectamente, mantiene abierto algún tipo de conflicto con ellas.
Cataluña
El caso de Cataluña es sin duda el más revelador a la hora de analizar los frentes que Iglesias mantiene con estos territorios. El principal factor seguramente sea el hecho de que es la Comunidad que está protagonizando una de las mayores crisis territoriales de la historia de España, algo a lo que no son ajenas las formaciones políticas. Sin embargo, la crisis catalana, aunque ha acrecentado el problema interno de los populistas, no es la causa del mismo.La dirección estatal de Podemos y su marca catalana están abiertamente enfrentadas desde que el líder de Podem, Albano Dante Fachin, se negó a integrarse en una coalición con En Comú Podem, el partido de Ada Colua y Xavier Domènech, ahora llamado Catalunya en Comú.
Iglesias apostó de forma clara desde un principio por esta integración, algo que la dirección de Podem rechazó. Por ello, el líder de Podemos forzó a la dirección autonómica a celebrar una consulta interna para que fueran los militantes de la formación catalana los que decidiesen si coaligarse con los de Colau o no. Los inscritos se posicionaron del lado de Fachin, Iglesias perdió la consulta, y no hubo alianza.
A partir de ese momento, Fachin se ha ido desmarcando de la dirección estatal y acercándose a los partidos independentistas, a la vez que Iglesias dejaba la política catalana de su partido en manos de Catalunya en Comú, a pesar de tratarse de una formación diferente y al margen de la suya. El conflicto estalló definitivamente cuando, tras la aplicación del 155 y la convocatoria de elecciones en la Comunidad, Fachin dejó abierta la puerta a posibles pactos con los partidos independentistas. Por eso, el pasado domingo Iglesias desautorizó una vez más a Fachin y sorteó a la dirección autonómica anunciando la celebración de una consulta para decidir si Podem concurrirá a las elecciones de la mano de los comunes de Colau.
Galicia
Galicia es el otro gran frente abierto para Iglesias. Aunque el componente nacionalista no juega un papel fundamental en este sentido, la situación es prácticamente idéntica a la que se vive en Cataluña. Aquí, el líder de Podemos tiene también a su Podem (Podemos Galicia, liderado por Carmen Santos), y a su Catalunya en Comú (En Marea).Las difíciles relaciones entre el secretario general de Podemos y su marca gallega han forzado a que sea En Marea el referente de Iglesias en Galicia. A diferencia de lo que sucede en Cataluña, Iglesias nunca ha manifestado esto de forma pública, y el conflicto no ha llegado a estallar en ningún momento, pero estuvo a punto de hacerlo.
Desde hace un año, En Marea y Podemos Galicia mantienen una disputa para designar cuál es el partido político hegemónico de la nueva izquierda en la Comunidad. De cara a las elecciones autonómicas de septiembre de 2016 tuvieron lugar unas duras negociaciones para decidir en qué términos y con qué siglas concurrían de forma conjunta a estos comicios.
El enfrentamiento llegó a poner en peligro el pacto electoral entre Podemos Galicia y En Marea, dado el rechazo de los primeros a diluir sus siglas bajo las de otra formación. Iglesias resolvió «in extremis» esta situación con un golpe de mando que consistió en un viaje urgente del secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, y la cofundadora del partido, Carolina Bescansa, para conseguir un acuerdo sobre la bocina.
Iglesias desautorizó de esta manera a la dirección de Podemos Galicia y la sorteó, como hiciera posteriormente con Fachin, para lograr un pacto electoral; pacto que la Comisión de Garantías de Podemos Galicia, el ógano encargado de velar por el cumplimiento de los estatutos del partido en la comunidad, calificó de ilegal.
País Vasco
Aunque tampoco lo controla, es el territorio menos problemático para Iglesias. En el País Vasco el frente abierto tiene que ver con la batalla de poder interna que libraron en Vistalegre 2 las dos principales corrientes de Podemos. Este territorio es considerado por muchos el último bastión errejonista, ya que la secretaria general de Podemos Euskadi, Nagua Alba, es afín a las tesis de Íñigo Errejón.Hace unos meses, Alba, que también es diputada en el Congreso, dimitió de su cargo y el partido anunció unas primarias del 8 al 15 de diciembre para elegir a su sustituto. Por tanto, la formación se encuentra en el País Vasco en una batalla por hacerse con el poder interno y la estrategia de las relaciones con la cuestión nacionalista han pasado a un segundo plano, aunque con el problema catalán será sin duda uno de los grandes asuntos en los que las diferentes corrientes (pablistas, errejonistas y anticapitalistas) marcarán sus posiciones.
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MRF
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