En los últimos años ha habido un resurgimiento del “progresismo” español. Aunque eso que llaman progreso realmente sea involución. Aunque eso que llaman moderno sean en realidad las ideas más trasnochadas
que uno pueda imaginar. Hay unas cuantas reglas que debes seguir si
quieres ser considerado un progre de manual. Alguien moderno considerado
a sí mismo un amante de la libertad y la democracia cuando lo cierto es que no deja de ser un siervo de las dictaduras más sangrientas y un esclavo del Estado. Vamos a repasar algunas directrices que comparte esta nueva generación de progres adictos al iPhone y a los lujos más elitistas propios de la burguesía que critican.
1. Para ser un progre
propio de la fauna española lo primero que debes hace es odiar a todo
el que no vote lo mismo que tú. Tus únicas opciones de voto para ser un
miembro vip de la progresía nacional son Unidos Podemos, ERC o Bildu. Sí, Bildu, los proetarras. En algunas ocasiones hay quien considera progre también a los votantes del corrupto PdeCat. Como la monja argentina Sor Lucía, votante y defensora acérrima de este partido en general y de Artur Mas en
particular y que es considerada por muchos izquierdistas como la
profesa más moderna de la Iglesia. No importa que el PdeCat sea un
partido casi de extrema derecha. Minucias.
2. Anticapitalismo: Este es un clásico. El anticapitalismo
es una regla de oro del progre español. No importa que tu móvil sea un
iPhone de última generación, no importa que vivas rodeado de lujos capitalistas construidos por malvadas multinacionales.
Que nada estropee tu buque insignia, la marca que te define, que es
el odio al capitalismo. Vivir en un país basado en el libre comercio y
desear convertirlo en el paraíso socialista de Cuba es algo normal en estos casos. Odiar el nauseabundo neoliberalismo de España o de la UE y emigrar al Reino Unido o Alemania en lugar de a la Venezuela revolucionaria
que admiras es también algo usual en estos casos. Es la continua
contradicción en la que vive esta gente. Sigamos.
Odiar el nauseabundo neoliberalismo de España o y emigrar a Alemania en lugar de a la Venezuela revolucionaria
3. Estatismo. Quieren una sociedad basada en la esclavitud, es decir, confunden libertad
con prisión y democracia con dictadura. El odio a ese inexistente
neoliberalismo que dicen que impera en Europa es una de las
características principales de esta tribu. España, ese infierno neoliberal con un 44% de gasto público,
con 13 millones de personas que reciben ayudas estatales, sí ese país.
Pero tienen que vivir en la continua protesta. Aunque el gasto público
subiera al 100% seguirían diciendo que viven en una dictadura
neoliberal. Gente que ha nacido en democracia, que lo
ha tenido todo, que se ha educado colegios públicos, que ha disfrutado
de una sanidad gratuita, protestando por esta cruel dictadura en la que
viven. Protestas que se llevan a cabo izando una bandera con una hoz y
un martillo.
4. Odio a los ricos. A diferencia de otros países donde se admira al triunfador
y el estudiante anhela ser como él, en España se idolatra al fracasado,
se alaba la pobreza y se defenestra al millonario. Puede que el
personaje más repudiado por este grupo revolucionario de chalet sea Amancio Ortega,
un hombre que empezó desde la pobreza y la austeridad y que ha
conseguido convertirse en el empresario más rico de España y uno de los
más ricos del mundo. En cualquier otro lugar el señor Ortega sería un
ejemplo de emprendedor, un icono a seguir pero en
España es vilipendiado e insultado por una manada ignorante y envidiosa
de jóvenes sin nada mejor que hacer. Gente que no da ni un euro al
mendigo de la esquina de su calle se atreve a criticar las donaciones
que el dueño de Inditex realiza a la sanidad pública.
Gente que no ha creado un puesto de trabajo en su vida, se permite el
lujo de criticar a quien da de comer a 150.000 personas. Todo desde la comodidad de su sofá.
Les sale el nacionalismo más hitleriano, con un profundo odio hacia todo lo que tenga que ver con España
5. Franco. No
se les va de la boca ni con agua ardiendo. ¿Qué sería de la izquierda
española sin su querido Francisco Franco? ¿De dónde sacarían los votos
si no siguieran luchando contra una dictadura que acabó
hace 40 años? Nada, no serían nada. De hecho cada vez menos gente les
hace caso. Todo es Franco: el PP es Franco, el PSOE casi Franco, el
neoliberalismo es franquista, Donald Trump es Franco e incluso, para los más radicales, hasta Íñigo Errejón es un poco Franco.
6. República. No cualquier república. No quieren una república a la francesa o a la alemana. Desean la vuelta del infierno de la Segunda República. Ese régimen cuasidictadorial marcado por continuos golpes de Estado que desembocó en una cruenta guerra civil. Ignoran que durante el periodo republicano también gobernó la derecha, de modo que solo les vale el famoso bienio reformista, idealizado hasta el absurdo, en el que tan bien se hizo que a los dos años arrasó la CEDA. El odio a la bandera y a los símbolos nacionales son también una insignia inconfundible. La bandera tricolor
es su bandera. Una bandera que solo estuvo vigente durante 8 años en
contraposición a la rojigualda, la cual consideran franquista a pesar de
tener más de 200 años de antigüedad.
Con el secesionismo
7. Independencia. No
quieren fronteras, están a favor de la entrada sin control de
inmigrantes o refugiados, en definitiva, quieren dar la apariencia de
internacionalistas, que es por lo que se ha caracterizado siempre la
izquierda, excepto si se trata de Euskadi, Galicia y muy en especial Cataluña. Ahí les sale a borbotones el nacionalismo más
hitleriano que se corresponde con un profundo odio hacia todo lo que
tenga que ver con España. Dicen estar a favor de los referendos separatistas
pero realmente les encantaría que esos territorios fueran
independientes, aunque ni siquiera vivan en uno de ellos. Un derecho de
autodeterminación que no existe tal y cómo expliqué aquí -leer-.
8. Anticatolicismo. Odian la religión católica, a los sacerdotes, a las monjas, las iglesias, todo lo referente al catolicismo. Ya saben, “arderéis como en el 36”. Pero lo curioso es que sienten un profundo respeto y admiración por el Islam,
esa religión que profesa un profundo rechazo por la mujer o los
homosexuales. No dudan en insultar a la Semana Santa mientras felicitan
el Ramadán a toda la comunidad musulmana o en colgarse la bandera del feminismo mientras defienden el uso del burka en espacios públicos.
9. ETA: Quizás
este sea el tema más serio. Y es que la equidistancia con la banda
terrorista llega al nivel de pánico. Lejos quedaron aquellos tiempos en
los que lo único que unía a los españoles era la lucha contra el terrorismo. Ahora ya vemos como normal algo terrorífico: que una parte de la sociedad no condene los 800 asesinatos de ETA o lo haga con la boca pequeña. Que simpaticen con una izquierda abertzale que ha causado tanto dolor durante tantos años. Que consideren al criminal, miserable y malnacido de Arnaldo Otegi un hombre de paz. Todo esto se ha normalizado. Incluso considerar a los protearras de Bildu posibles socios de gobierno.
Una conclusión
Esta es la España que tenemos. Un país en el que la derecha es vista con ojos del diablo y la izquierda es incluso ensalzada por los medios de comunicación. Un país en el que puedes lucir sin pudor una bandera de la URSS cuando debería estar al mismo nivel que un trapo con la esvástica nazi. Un país en el que admirar a Stalin es de progres y votar a Rajoy es de fachas. En definitiva, un país sin solución. Sálvese quien pueda.
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