Medía seis metros de largo y pesaba unos 2.500 kilogramos, así que tenía un tamaño parecido al de un rinoceronte. Se trata de la última especie de dinosaurio descubierta por los científicos, y que se ha reconstruido a partir del fósil mejor conservado hasta el momento de un anquilosaurio (que en griego significa dinosaurio acorazado). Estas criaturas estaban «equipadas» con una fuerte cola que usaban como martillo y con una coraza repleta de espinas. La nueva especie ha sido bautizada en la revista Royal Society Open Science como Zuul crurivastator: su nombre hace honor a Zuul, el cancerbero que en Cazafantasmas (1984) posee a una joven Sigourney Weaver, y a su capacidad de golpear con la cola. La segunda parte de su nombre significa literalmente «destructor de espinillas», lo que alude a su capacidad de barrer el aire y golpear con su cola como si fuera un colosal martillo.
Científicos del Museo Real de Ontario y de la Universidad de Toronto, ambos en Canadá, tuvieron la fortuna de encontrar un esqueleto completo de esta formidable criatura, en la formación del río Judith, en Montana, Estados Unidos. Estaban trabajando con otro fósil, cuando de repente dieron con lo que parecía ser la cola de algo muy grande. Después de excavar, el esqueleto mostró las respetables dimensiones que tuvo esta criatura, que vivió a finales del Cretácico, hace unos 75 millones de años.
Al igual que los otros anquilosaurios, este animal tenía una cola larga y armada con puntas, diseñada aparentemente para golpear a las otras criaturas que se atrevían a molestarles. Pero no la usaban para cazar, porque los dientes de los anquilosaurios muestran que eran herbívoros. Aparte de este arma, el anquilosaurio tenía una potente coraza, que incluso le protegía la cabeza.
La fuerza y la coraza no salvaron a este ejemplar fosilizado de la muerte. Parece que quedó atrapado en un cuerpo de agua, y que su cadáver quedó cubierto muy rápidamente por los sedimentos. Gracias a esto, su esqueleto ha llegado hasta nuestros días en un excelente estado de conservación. De hecho, el cuerpo del animal permanecía justo como había quedado después de su muerte. Además, junto a los grandes huesos, los paleontólogos han hallado restos de las escamas y las espinas.
Los anquilosaurios tenían cuerpos anchos, planos y protegidos por una coraza de huesos. Además, tenían largas colas y caminaban sobre cuatro patas. El nuevo ejemplar tenía cuatro cuernos en el cráneo, detrás y debajo de cada ojo, una gran nariz y una compleja ornamentación en el hocico.
Ahora, el destructor de espinillas servirá para reconstruir la historia de los anquilosaurios.
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MRF
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