El jefe militar, que ordenó el atentado de Hipercor, entre otros ha cumplido 30 años de prisión, 18 en España
El responsable de las mayores matanzas de ETA, como el atentado de Hipercor o el de la plaza de la República Dominicana, queda libre. El dirigente etarra Santiago Arróspide Sarasola, alias Santi Potros, jefe militar de la banda, saldrá hoy a pie de la cárcel, donde lleva recluido 30 años, el periodo máximo de cumplimiento según la ley, a pesar de haber sido condenado a casi 3.000 años de prisión.
La salida de Santi Potros de su última prisión, la de Topas (Salamanca), se prevé a las siete de la mañana, según informaron a ABC fuentes jurídicas. El etarra, que sembró el terror a su paso y responsable del asesinato de alrededor de cuarenta personas, ha permanecido 18 años en cárceles españolas; el resto, en Francia.
Arrestado en Anglet (Francia) en 1987, Santi Potros fue considerado por la Audiencia Nacional el inductor del atentado de Hipercor, en el que ETA asesinó a 21 personas que hacían la compra en un día aparentemente ordinario, e hirió a 45. Pasadas las cuatro de la tarde del 19 de junio de 1987, un coche bomba voló por los aires en la primera planta del aparcamiento del centro comercial. El artefacto cargado con 200 kilos de amonal, gasolina, escamas de jabón y pegamento perforó el suelo y el techo, y generó una bola de fuego que abrasó a todo el que se encontraba alrededor. Santi Potros ordenó el atentado al comando Barcelona y fue condenado a 790 años de prisión por ello.
Los años de plomo
Su sanguinaria hoja de servicios incluye la matanza de la plaza de la República Dominicana de Madrid, en la que ETA asesinó a doce jóvenes guardias civiles, alumnos del curso de Tráfico. Al paso del convoy que trasladaba a los agentes, el comando Madrid hizo explotar un coche bomba que contenía 35 kilogramos de dinamita goma-2 y metralla. Sucedió la tarde veraniega del 14 de julio de 1986 y en aquel momento supuso el crimen más sanguinario de la historia etarra.
Ambos atentados tuvieron lugar en la década de los ochenta, los denominados años de plomo, en los que Santi Potros desempeñó un rol esencial desde la cúpula de ETA. El dirigente etarra se enroló en la banda terrorista antes de caer la dictadura, en 1968, con veinte años, formó parte de los comandos de ETA político-militar y se benefició de la amnistía en 1977. Después, ascendió en el escalafón de ETA y dirigió a algunos de los comandos más letales de la historia etarra, hasta su caída en 1987.
Santi Potros ha cumplido toda su estancia en prisión en España en primer grado, el régimen penitenciario más duro en la ley. Esto significa que el dirigente etarra, que nunca ha pedido perdón por nada ni ha colaborado con la Justicia, ha estado encerrado en su celda veinte horas al día.
No se espera aun así que la izquierda abertzale vaya a recibir con honores al terrorista. A pesar de su carrera con las pistolas, Santi Potros se alejó de la ortodoxia del colectivo de presos etarras tras el atentado de la T-4 en el año 2006, y discrepó en cuestiones tácticas con la banda.
Desde su detención en 1987, Santi Potros pasó 45 días en libertad. Un error de cómputo de la Audiencia Nacional, que acumuló las condenas que cumplió en Francia, provocó su liberación en diciembre de 2014. Fue arrestado en enero de 2015 en Lasarte, el municipio de Guipúzcoa en el que nació en 1948, una localidad cercana a San Sebastián que ronda los 20.000 habitantes.
Se actuó contra él por dos atentados pendientes: el intento de asesinato del fiscal general del Estado Antonio Burón en 1986, que no se produjo porque los etarras se quedaron dormidos, y un atentado con coche bomba en Barcelona en 1987 que mató a un transeúnte, Juan Fructuoso. Por estas acciones fue condenado después a 117 años más de prisión.
En el juicio por intentar matar a Burón, el etarra arrepentido Juan Manuel Soares Gamboa explicó con una escueta expresión el sanguinario papel de Santi Potros en la etapa más mortífera de la banda terrorista. «Todo venía de Arróspide Sarasola, nunca quedaba nada a criterio del comando».
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