Pedro Sánchez quiere devolver a Marruecos siempre que pueda a los inmigrantes que entren de manera irregular a España a través de sus fronteras terrestres, es decir, las vallas fronterizas de Ceuta y Melilla. El Gobierno tiene en el acuerdo de readmisión de extranjeros firmado en 1992 con el país africano, en vigor desde el año 2012, el armazón legal perfecto para sustentar unas deportaciones que comenzó a poner en práctica el pasado jueves, cuando tramitó la expulsión de los 116 inmigrantes que protagonizaron el segundo asalto violento a la valla de Ceuta en menos de un mes.
La intención del Gobierno socialista es volver a recurrir a este antiguo texto en el futuro siempre que se den las circunstancias necesarias para ello: demostrar que los inmigrantes llegan desde Marruecos y que el país vecino dé luz verde a la devolución. Desde el Ministerio del Interior confirmaron que expulsiones como la del jueves se podrían repetir «siempre que Marruecos pueda». Al otro lado del Estrecho, según fuentes conocedoras del caso consultadas por ABC, avanzan que en la Administración marroquí está valorando incluso la opción de repetir está operación en el futuro. Estiman que es una «buena iniciativa» para frenar el problema. En Interior, sin embargo, supeditan hipotéticas devoluciones al estado de las relaciones bilaterales en dicho momento.
Igual que dentro de nuestras fronteras resulta notorio el malestar de los agentes de Policía y Guardia Civil destinados en Ceuta y Melilla, en Marruecos la situación es parecida. El creciente grado de violencia empleado por los inmigrantes que persiguen saltar la valla preocupa en las filas de la guardia auxiliar marroquí, cuyos agentes también están molestos por la cada vez mayor exigencia personal que les supone salvaguardar el perímetro fronterizo.
Para complicar el acceso a la zona de la valla y evitar saltos masivos como el de esta semana, las autoridades marroquíes han dispuesto un segundo cordón de agentes, a unos 500 metros de la verja. El mensaje de Marruecos a los inmigrantes subsaharianos, tras los últimos sucesos en Ceuta, parece claro: pueden intentar saltar la valla, pero si lo consiguen y llegan a España, nadie les asegura que no vayan a ser deportados de vuelta a Marruecos.
Refuerzo marroquí
El cambio de actitud del país africano, con el que el Ejecutivo socialista mantiene, según recalca, «excelentes» relaciones, supone un arma de doble filo para Sánchez. Por un lado puede servir para frenar los saltos a las vallas, pero por el otro, si se continúa aplicando el acuerdo de 1992, cuestiona la coherencia del discurso del presidente del Gobierno en materia de inmigración.
No es difícil comprobar cómo ha virado el rumbo de las políticas migratorias del Ejecutivo: de acoger al Aquarius y apostar por la retirada de las concertinas a deportar a los subsaharianos que saltan la valla el día siguiente de su llegada a España. Uno de los que también se ha dado cuenta del cambio ha sido el ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, quien con ironía mandó un mensaje desde su cuenta de Twitter tras conocer la expulsión de los 116 inmigrantes: «Si lo hace España, está bien. Si lo propongo yo, soy fascista, racista e inhumano».
Vía libre a las pateras
No resulta igual de fácil, como adelantaron fuentes de Interior, aplicar el acuerdo entre España y Marruecos a las personas que llegan en patera. La principal complicación es que en el momento en que son rescatados en el mar tienen que ser trasladados al puerto más cercano, en este caso, español. Una vez ahí, recibir la atención sanitaria necesaria, lo que dilata su estancia como para aplicarles el Acuerdo. Tampoco ayuda que sea harto difícil demostrar que esas embarcaciones hayan salido de puertos marroquíes, una condición necesaria para poder tramitar este tipo de expulsiones rápidas.
La históricamente puntual aplicación de este texto, que necesitó veinte años para entrar en vigor después de su rúbrica, se debe según Interior, a las «reticencias» de Marruecos. No es para menos ya que el texto le otorga una serie de obligaciones una vez que recibe de vuelta a los inmigrantes en su territorio. Para empezar, debe asegurarse de que los readmitidos sean enviados «lo antes posible» a sus países de origen o a los territorios donde comenzaron sus viajes. Al respecto, 48 entidades humanitarias -entre las que figuran Cáritas, SOS Racismo la Red Española de Inmigración- firmaron un manifiesto en el que criticaron la aplicación de este mecanismo por parte del Gobierno, ya que lo consideran falto de garantías para los deportados Entre otros aspectos, no consideran que Marruecos «esté en disposición» de cumplir la cláusula de poder devolver a los expulsados a sus países de origen.
La medida más parecida que está llevando a cabo el país vecino hasta el momento es la que días atrás denunciaron varios subsaharianos desde los aledaños de la valla fronteriza en su vertiente marroquí. Los inmigrantes exponen que son trasladados en autobuses desde puntos como Castillejos -primera ciudad africana tras pasar la frontera de Ceuta- hasta miles de kilómetros al sur. No se rinden y, desde allí, suelen regresar al norte de Marruecos para intentar un nuevo salto.
Bajo examen están las buenas relaciones entre el Gobierno de Sánchez y Marruecos y también la efectividad de las medidas asumidas por las autoridades africanas, a las que el Gobierno, con su intención de aplicar el acuerdo de 1992 siempre que sea posible, entrega la iniciativa en materia migratoria. A partir de ahora, siempre Marruecos muestre su conformidad para recibir a los inmigrantes que salten la valla, Sánchez podrá expulsarlos de manera casi inmediata....https://www.abc.es/ MRF
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