No Al Olvido

jueves, 9 de agosto de 2018

# Bierzo.Ponferrada.Un camión atrapado otra vez en el Acebo.por seguir las indicaciones del GPS..Santa Marina ensaya un proyecto piloto contra el fuego...El crítico Suckling puntúa los vinos de Losada entre los mejores de España. PRISIONERO DE LOS TAGALOS Nuestro último de Filipinas..Video..!!!





Un camión articulado de grandes dimensiones volvió a bloquear ayer la carretera de Astorga a Ponferrada y el Camino de Santiago al quedar encajonado en una curva cerrada a la entrada de la localidad de El Acebo, un lugar donde ya han quedado atrapados conductores que se fían del GPS y acceden con vehículos pesados. Los vecinos piden señalización que limite su paso. | c.f.c.
Santa Marina

Voluntarios desbrozaron ayer una franja del paraje de la Forca.

La Diputación de León y la Junta han puesto en marcha una campaña que lleva por nombre ‘Por un entorno verde’ que tiene como objetivo informar sobre la prevención de incendios y cuyo primer proyecto piloto ha tenido lugar en el municipio berciano de Santa Marina de Torre, perteneciente a Torre del Bierzo. Esta iniciativa se engloba en la II Estrategia de Educación Ambiental de Castilla y León, que pretende sensibilizar a la población y a los responsables municipales de las actuaciones contra el fuego en el entorno de los núcleos urbanos. La jornada de ayer en Santa Marina de Torre ha consistido en realizar trabajos de limpieza de una franja perimetral en el paraje de la Forca dirigidos por responsables de la Diputación Provincial de León.

En este novedoso programa participaron responsables de la empresa Red Ambiental, diez brigadistas, operarios de la Mancomunidad del municipio berciano y vecinos del propio pueblo. El programa concluyó con una comida en el pabellón del pueblo para todas aquellas personas que participaron en la iniciativa.
Vinos  
Losada Vinos de Finca, cuya bodega está situada en la localidad berciana de Cacabelos, ha recibido una de las mejores puntuaciones por parte del crítico estadounidense, James Suckling. Los vinos de esta bodega han conseguido un total de 96 puntos por parte de uno de los críticos de vino más influyentes del mundo, que acaba de publicar su informe tras catar casi 2.600 etiquetas españolas.
Finalmente, unas de las mejores puntuaciones han sido para tres de los vinos de Losada Vinos de Finca.
La Bienquerida 2016, obtuvo una puntuación de 98 puntos, lo que le sitúa entre los mejores de España y el mejor del Bierzo. Losada 2016, ha obtenido 96 puntos y Altos de Losada 2016, 93.

El enólogo Amancio Fernández ha conseguido con este reconocimiento llevar el nombre del Bierzo a lo más alto siendo el reflejo del continuo trabajo que realiza año tras año y que confirma el interés de la crítica por los vinos de la Denominación de Origen Bierzo.
Último de Filipinas

San Pedro de Mallo dedica una placa y una calle al soldado Juan Antonio Fernández González, que combatió en 14 batallas en las islas del Pacífico y volvió al Bierzo a los siete años tras fugarse de un campo de prisioneros.

Luchó en 14 batallas. Cayó herido. Sufrió un asedio. Y al rendirse su compañía, fue hecho prisionero por los tagalos y se convirtió en uno de los últimos soldados españoles en las islas Filipinas. Dado por muerto —incluso en su pueblo, San Pedro de Mallo se oficio un funeral— la algarabía que montaron sus vecinos cuando vieron aparecer a Juan Antonio Fernández González a los siete años de acabada la guerra se recordó durante mucho tiempo.
De hecho, no se ha olvidado todavía transcurridos más de cien años, porque mañana viernes una de sus últimas hijas, Adelina Fernández Vuelta, se encargará de descubrir una placa de recuerdo en la que fue su casa y en la calle que, por acuerdo plenario del Ayuntamiento de Toreno, lleva ahora su nombre. El homenaje a ‘nuestro último de Filipinas’, como llama a Juan Antonio Fernández, comenzará a las 18.00 horas en la Casa del Pueblo con una charla sobre el desastre del 98 a cargo de Daniel Álvarez Rodríguez, y una intervención de Carlos Fernández, uno de los nietos de Juan Antonio y actual concejal de Comercio en el Ayuntamiento de Ponferrada, antes de que los asistentes se trasladen a la casa donde vivió el homenajeado.
«Los últimos de Filipinas no fueron los héroes de Baler —dice el edil de los famosos soldados atrincherados en una iglesia de la isla Luzón sin saber que la guerra había terminado y protagonistas de dos películas muy populares— sino los prisioneros que todavía permanecieron dos y hasta tres años en los campos de concentración antes de ser repatriados». Y uno de esos últimos de Filipinas, últimos de verdad, fue Juan Antonio Fernández, con una vida que daría para escribir una novela o rodar otra película, según ha comprobado Carlos Fernández, que ha buscado el rastro de su abuelo en los archivos militares hasta dar con su hoja de servicios entre la documentación que se conserva Alcázar de Segovia y el carné con el número 16.500 de la Asociación de Supervivientes de las Campañas de Cuba y Filipinas, creada en Barcelona para ayudar económicamente a los veteranos.
Juan Antonio, asegura su nieto, nunca tuvo las dos mil pesetas con las que hubiera evitado el reclutamiento en 1896, así que tuvo que hacer el servicio militar en Filipinas. Le llevó un mes llegar al archipiélago en el Alfonso XIII y desembarcó el 16 de enero de 1897, a tiempo de participar en los combates contra los insurrectos que querían proclamar la independencia aprovechando la guerra con los Estados Unidos en Cuba.
Encuadrado en la Cuarta Compañía del Batallón número 12 a las ordenes del general Pola Vieja, Juan Antonio Fernández participó en 14 batallas, desde Silam (Cavite) hasta que el 4 de junio de 1898 resultó herido en Pasaján. Sitiados, el 1 de septiembre su compañía entregó las armas a los insurrectos, dice su hoja de servicios, y estuvo prisionero hasta el 8 de abril de 1900, «fecha última en la que se fugó». Juan Antonio se escapó del campo tagalo donde lo torturaban y logró entregarse a las tropas norteamericanas, que en cumplimiento de los acuerdos de cesión de soberanía con los que había concluido la guerra entre España y Estados Unidos, lo repatrió en el vapor Alicante junto a otros prisioneros de guerra españoles. El Alicante arribó a Barcelona el 8 de mayo de 1900, pero el veterano de guerra Juan Antonio Fernández no volvió enseguida a su casa. Durante cinco años, cuenta su nieto, se perdió su rastro y en su pueblo llegaron a darle por muerto en la guerra y a oficiarle un funeral. Hasta que en 1905 apareció por San Pedro de Mallo y la alegría fue tremenda.

Juan Antonio se casó en San Pedro con Avelina Vuelta, que viviría hasta 1987, tuvo hasta ocho hijos, emigró tres veces a América para hacer dinero y murió en 1959, dos años antes de que naciera Carlos Fernández. Durante todos esos años contaba que en el campo de prisioneros de los tagalos apenas comía un puñado de arroz o media naranja, que les torturaban introduciéndoles astillas de bambú en las uñas, y a su familia le dijo que se había fugado junto a otro compañero simulando una fuerte descomposición que les obligaba a ir una y otra vez a las letrinas. «En realidad se hicieron con un cuchillo y le cortaron el gaznate a un guardián, pero eso no podía contarlo así a la familia», explica su nieto, que se horroriza solo de pensar en la imagen del caudillo de los tagalos con las cabezas de dos o tres españoles colgadas del cinto.
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