La población con 85 o más años que ha experimentado un aumento de su colesterol desde la mediana edad tiene un riesgo hasta un 32% inferior de sufrir deterioro cognitivo
Cada vez son más numerosas las evidencias que muestran que el colesterol elevado no solo aumenta nuestro riesgo de desarrollar aterosclerosis y, por tanto, de sufrir un infarto o un ictus. Y es que tener unas cifras altas de colesterol a lo largo de la vida aumenta el riesgo de deterioro cognitivo y, por tanto, de demencia, caso de la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, un estudio dirigido por investigadores de la Facultad de Medicina Icahn del Hospital Monte Sinaí en Nueva York (EE.UU.) concluye que las personas con 85 o más años que han experimentado un aumento de su colesterol desde la mediana edad tienen menor riesgo de deterioro de sus capacidades cognitivas. Y esto, ¿cómo se explica? ¿Es posible que el colesterol tenga un efecto protector sobre las funciones cerebrales? Pues según los propios autores, no. Pero puede ayudar, y mucho, al desarrollo de terapias frente a los diferentes tipos de demencia.
Como explica concluye Jeremy Silverman, director de esta investigación publicada en la revista «Alzheimer’s & Dementia», «nuestros hallazgos tienen implicaciones importantes para la búsqueda de factores tanto genéticos como no genéticos asociados a un buen envejecimiento cognitivo. Los datos son consistentes con nuestro modelo de ‘superviviente protegido’: entre los individuos que alcanzan una edad muy avanzada con sus capacidades cognitivas intactas, aquellos con factores de riesgo elevados son más proclives a tener factores protectores que los que presentan factores de riesgo bajos. Así, los individuos longevos con sus funciones cognitivas intactas a pesar de sus factores de riesgo deben ser objeto de estudios para analizar estos factores protectores, que podrían ayudar al desarrollo de fármacos y tratamientos para la demencia y la enfermedad de Alzheimer».
Riesgo reducido
En el estudio, los autores analizaron la posible asociación entre el deterioro cognitivo y los niveles de colesterol en distintas etapas de la vida. Y para ello, tomaron los datos del Estudio del Corazón de Framingham (FHS), macroensayo clínico puesto en marcha en 1948 con la participación de 5.209 mujeres y varones adultos y que ya va por su tercera generación de participantes. Concretamente, las cifras de colesterol evaluadas fueron: colesterol total a la edad de 40 años; colesterol total a los 77 años; cambio en las cifras de colesterol desde la mediana edad; progresión lineal de los niveles de colesterol; y media cuadrática de las cifras de colesterol –para ver si la progresión de los niveles se aceleraba o se ralentizaba.
Los resultados mostraron que los niveles elevados de colesterol a los 77 años, el incremento lineal en las cifras de colesterol y la ralentización de este incremento con el paso del tiempo se asociaron con un riesgo significativo de deterioro cognitivo. Un efecto negativo asociado al colesterol que, sin embargo, se mantuvo solo hasta que los participantes cumplieron los 84 años. Y es que superada esta edad, tener un colesterol elevado pareció tener un efecto protector. De hecho, los participantes con edades entre los 85 y los 94 años con buena salud cognitiva, tener unas cifras altas de colesterol en la mediana edad se asoció con un menor riesgo de deterioro cognitivo.
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