Rajoy no es Sánchez: el líder del PP lidió para arrebatarle a Rivera la foto con la que más soñaba
Puede que el líder popular no sea más listo que Sánchez, Rivera o Iglesias, que son la culminación del genio español imperecedero, pero tampoco es más tonto. Por lo pronto está a punto de atragantar el turrón al socialista.
Puede que el líder popular no sea más listo que Sánchez, Rivera o Iglesias, que son la culminación del genio español imperecedero, pero tampoco es más tonto.
Un
acuerdo así, “a lo grande”, no lo firman los banderilleros; los firman
los maestros. Eso por un lado; por otro, ¿es que se puede denominar
“anticorrupción” a un acuerdo para reformar la Ley Electoral?, ¿acaso Rivera y Girauta
creen que el señor d´Hont con el que llevamos cuarenta años
conviviendo, era un golfo de siete suelas? Un pacto “sine qua non” como
lo han presentado los chicos de Ciudadanos tendría que acabarse con las rúbricas de Rajoy y Rivera y no con las de Hernando y Girauta. Rivera se apañó con Sánchez un documento inacabable con el garabato de ambos dos. En este caso no; Rajoy, nuevamente, ha lidiado a este Rivera
prepotente que aún se piensa que cada vez que él habla el mundo se
detiene inexorablemente, y ha dejado el pacto en lo que en realidad es:
un sexteto de buenas intenciones, algunas de las cuales por cierto ya
están cumplidas. El presidente del PP no es más listo probablemente que Rivera, Iglesias o Sánchez
que son, ya se sabe, la culminación del genio español imperecedero,
pero tampoco más tonto. Por lo pronto está a punto de atragantar el
turrón de Sánchez y su influyente señora con unas
elecciones navideñas en las que el besugo puede ser sustituido, en el
caso de un presidente de mesa, por un bocadillo de mortadela, tan rico
él.
De forma, que menos lobos, Caperucita. Una
de dos: o por debajo de lo suscrito, se esconde una ráfaga de letra
pequeña que también atañe a Sánchez, o este tiene menos porvenir que programa político de la Falange Auténtica. La clave radica en cómo convencer al pobre Sánchez,
tan admirado él por el mundo mundial, de que una rectificación suya no
quedaría ante los propios como una enorme pifia, como un “aquí me bajo
los pantalones y donde dije digo (“No, no y no, ¿qué parte del no, no se
entiende”) digo Diego, que acabaría con el escaso respeto que le
guardan en el PSOE e iniciaría una época de rechifla
española generalizada, porque ya saben cómo nos las gastamos los
españoles con los caídos que se resbalan en un charco. Sánchez,
el pobre chico guapo que la derecha encumbró en televisiones propias
(la derecha si es más tonta nace oveja) no tiene margen alguno para el
cambio: ni puede obligar a alguno de sus diputados a abstenerse en la
investidura de Rajoy, ni, mucho menos, hacerles
víctimas de una urgencia prostática que les mande, también a una decena
de ellos, al excusado parlamentario más próximo. Eso ya no sólo causaría
la chanza, bofa y mofa universales, sino que mandaría al aún secretario
del PSOE a su casa de la que, por cierto, nunca debió salir.
O
Sánchez se inmola o el 25 de diciembre, resacosos de la Nochebuena, los
españoles acudiremos a las urnas a comprobar si a la tercera va la
vencida
De modo que al parecer del cronista, o Sánchez
se inmola o el 25 de diciembre, resacosos de la Nochebuena, los
españoles que así lo queramos, y así lo quiero yo porque votar me sube
la adrenalina, acudiremos a las urnas a comprobar si a la tercera va la
vencida, y esta tribu de actores, actores más que no otra cosa, que se
han pensado, más regeneradores que el Joaquín Costa, se queda en los huesos, mientras el Partido Socialista se convierte otra vez en un partido respetable, Podemos y su patulea de trincones caribeños e iraníes vuelven a sus clases a dar el tostón sus alumnos, Ciudadanos se apea de su peana que, según piensa, comparte con Cánovas, Sagasta, Maura y, desde luego Adolfo Suárez, y el Partido Popular, de una vez y para siempre, ejecuta a sujetos indeseables como el faccioso trolero Bárcenas o el señorito Granados,
al que todos celebrábamos porque en las tertulias teleradiofónicas
quedaba que ni te cuento arreando estopa a golfos, malandrines y demás
ralea.
De todo lo escrito se deducirá que la fe
del cronista en un arreglo pacífico a corto plazo es menor que la que le
guardan a Dios muchos cristianos falaces que pululan dando clases
mientras dejan que sus empleados amplíen las colas de los comedores
sociales porque ellos simplemente no les pagan lo acordado. En todo caso
y si suena la flauta y el día 2 de septiembre hay investidura y
Gobierno monocolor de Rajoy, debe advertirse que éste
no nacería con vocación de eternidad, que la legislatura duraría poco
más de un año, y que las reformas que han pactado PP y Ciudadanos se podrán culminar “ad calendas graecas”, o sea, cuando vuelva a llover en el Norte de España.
Rajoy ya sabe que Ciudadanos le va a hacer la vida imposible en el Parlamento
Rajoy ya sabe que Ciudadanos le va a hacer la vida imposible en el Parlamento al estilo de la extorsión política diaria que sufre Cristina Cifuentes en Madrid, y que el PSOE, las bases y sus dirigentes, odian literalmente todo lo que huela a su persona o al PP, o, ¿qué se creen, que una vez ejecutado Rajoy, Ciudadanos no va a por todo el PP
junto? Somos idiotas o qué. Y para final: no echemos la culpa a los
políticos de lo que nos está ocurriendo, los que votamos somos nosotros,
incluidos los burguesitos que, a paladas, le han sobado el lomo a tipos
soviéticos como Iglesias cuyos admirados regímenes, matan de hambre, cárcel y balas, a todo bicho viviente que no piensa como Maduro, o los sacristanes de la pureza islamista iraní. Así son las cosas: a veces un país entero se vuelve loco y le da el poder al Hitler de turno.
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MRF
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