El alcalde expulsado otorga a concejales de diversos grupos las competencias que han dejado vacantes los ediles socialistas
La primera consecuencia de la expulsión del alcalde de Linares, Juan Fernández, es que El PSOE pierde el poder municipal el Ayuntamiento de la ciudad tras casi 20 años al frente del mismo. No es lo que esperaban los concejales socialistas que formaba el equipo de gobierno cuando abandonaron sus concejalías para forzar una moción de censura so pretexto de la consecuente ingobernabilidad. La estrategia ha resultado fallida: ningún grupo la ha apoyado y, en cambio, casi todos han aceptado la propuesta del regidor de hacerse cargo de las delegaciones vacantes.
El próximo 3 de septiembre, Juan Fernández presidirá una reunión en la que, además del edil Joaquín Robles, también expulsado del PSOE, participarán los 8 concejales del PP, así como 5 no adscritos y el edil de Ciudadanos Libres e Iguales. En total, 16 de los 25 políticos de la corporación asumirán competencias de gobierno. Cada uno ya sabe cual es su cometido, pero el alcalde ha pedido aguardar a que se celebre la reunión para que se haga público.
En opinión del regidor, el trabajo que desarrollarán cada uno en sus respectivas áreas mejorará en el que han realizado los concejales socialistas, a los que considera «mediocres y vagos» y a los que reprocha que hayan trasladado al Ayuntamiento un problema interno del PSOE de Linares. De ahí su satisfacción por el resultado de la maniobra de sus antiguos correligionarios: «Querían dejarme sin nada y los que se han quedado in nada han sido ellos».
Juan Fernández se muestra exultante por la constitución del nuevo equipo de gobierno, que, en su opinión, es el que quiere la ciudad de Linares, como acredita, ha dicho, que ningún grupo político apoyara la moción de censura presentada oficiosamente por la formación municipal socialista tras la expulsión del alcalde. Sobre el que éste ha ironizado: «Me tenían que haber expulsado antes porque ahora me siento liberado de una secta». Al frente de la cual sitúa a la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, auxiliada por Pilar Parra, «esclava del chaquetero de Paco Reyes» y por una pléyade de concejales «cobardes y traidores».
La alusión al secretario general del PSOE de Jaén (Reyes) y a la vicepresidenta de la Diputación (Parra) se deriva de su convencimiento de que para agradar a la presidenta de la Junta proyectaron su expulsión so pretexto de una supuesta utilización irregular de los fondos del grupo municipal que él niega. Y, puesto que la acusación afecta a su honor, ha anunciado que presentará en septiembre una querella ante los tribunales para que la justicia le investigue la cuentas, validadas por la ejecutivas local y provincial.
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